Miró

Joan Miró


 España | 1893-1983




1917 | 24 años
Desnudo con pájaro y flor
Óleo sobre lienzo.
Metropolitan Museum. Nueva York
81.3 x 65.4 cm.



1919 | 26 años
Autorretrato
Óleo sobre lienzo.
Museo Picasso. París
73 x 60 cm.



1922 | 29 años
La masia
Óleo sobre lienzo.
National Gallery of Art. Washington
132 x 147 cm.



1925 | 32 años
Honbre con pipa
Óleo sobre lienzo.
Museo Reina Sofia. Madrid
146 x 114 cm.



1925 | 32 años
El carnaval del arlequín
Óleo sobre lienzo.
Albright-Knox Art Gallery. Buffalo
66 x 93 cm.



1928 | 35 años
Interior holandés I
Óleo sobre lienzo.
MoMA. Nueva York
92 x 73 cm.



1938 | 45 años
Retrato IV
Óleo sobre lienzo.
Colección particular
130 x 97 cm.



1944 | 51 años
Constelación: Despertando al Amanecer
Óleo sobre lienzo.
Colección particular. Nueva York
46 x 38 cm.



© epdlp
1968 | 75 años
Ocell Solar
Mármol de Carrara.
Fundació Miró (Barcelona)




© epdlp
1970 | 77 años
Cabeza de toro
Bronce.
Fundació Miró. Barcelona




© epdlp
1970 | 77 años
Personatge
Bronce.
Fundació Miró (Barcelona)
2.30 x 1.70 x 1.60 m.



© epdlp
1983 | 90 años
Dona i Ocell
Piedra artificial revestida con cerámica.
Parc Joan Miró, s/n (Barcelona)
20.22 x 5.29 cm.



Biografía:
    Pintor español cuyas obras recogen motivos extraídos del reino de la memoria y el subconsciente con gran fantasía e imaginación, y que se hallan entre las más originales del siglo XX. Miró nació el 20 de abril de 1893 en Barcelona y allí estudió en la Escuela de Bellas Artes y en la Academia Galí. Su obra anterior a 1920 muestra una amplia gama de influencias, entre las que se cuentan los brillantes colores de los fauvistas, las formas fragmentadas del cubismo y las bidimensionales de los frescos románicos catalanes. En 1920 se trasladó a París, encontrándose con Pablo Picasso, donde, bajo la influencia de los poetas y escritores surrealistas, fue madurando su estilo. Miró arranca de la memoria, de la fantasía y de lo irracional para crear obras que son transposiciones visuales de la poesía surrealista. Estas visiones oníricas, como El campesino catalán de la guitarra (Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid), El carnaval del arlequín (1925, Galería Albright-Knox, Buffalo) o Interior holandés (1928, Museo de Arte Moderno, Nueva York), a menudo comportan una visión humorística o fantástica, conteniendo imágenes distorsionadas de animales jugando, formas orgánicas retorcidas o extrañas construcciones geométricas. Las composiciones de estas obras se organizan sobre neutros fondos planos y están pintadas con una gama limitada de colores brillantes, especialmente azul, rojo, amarillo, verde y negro. En ellas se disponen sobre el lienzo, como de modo arbitrario, siluetas de amebas amorfas alternando con líneas bastante acentuadas, puntos, rizos o plumas. Posteriormente, Miró produjo obras más etéreas en las que las formas y figuras orgánicas se reducen a puntos, líneas y explosiones de colorido abstractos. Aunque identificado con la causa republicana, tras el inicio de la II Guerra Mundial volvió a España en 1940, donde llevó una vida retirada durante toda la dictadura franquista. Miró también experimentó con otros medios artísticos, como grabados y litografías, a los que se dedicó en la década de 1950. También realizó acuarelas, pasteles, collages, pintura sobre cobre, escultura, escenografías teatrales y cartones para tapices. Sin embargo, las creaciones que han tenido una mayor trascendencia, junto con su obra pictórica, son sus esculturas cerámicas, entre las que destacan los grandes murales cerámicos La pared de la Luna y La pared del Sol (1957-1959) para el edificio de la UNESCO en París y el mural del Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid. En la actualidad su producción puede contemplarse en la Fundación Joan Miró en Barcelona, inaugurada en 1975, así como en los principales museos de arte contemporáneo de todo el mundo.  © M.E.



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