Rembrandt

Rembrandt


 Países Bajos | 1606-1669




1626 | 20 años
Profeta Balaam y su burra
Óleo sobre tabla.
Colección particular
63 x 46.5 cm.



1629 | 23 años
Andrómeda
Óleo sobre tabla.
Mauritshuis. La Haya




1631 | 25 años
Nicolaes Ruts
Óleo sobre lienzo.
Colección Frick. Nueva York
116 x 87 cm.



1632 | 26 años
Lección de anatomía del doctor Tulp
Óleo sobre lienzo.
Mauritshuis. La Haya
169.5 x 216.5 cm.



1632 | 26 años
Filósofo meditando
Óleo sobre tabla.
Museo del Louvre. París
28 x 34 cm.



1633 | 27 años
Cornelia Pronck
Óleo sobre tabla.
Museo del Louvre. París
60 x 47 cm.



1634 | 28 años
Saskia como Flora
Óleo sobre lienzo.
Hermitage. San Petersburgo
125 x 101 cm.



1634 | 28 años
Artemisa
Óleo sobre lienzo.
Museo del Prado. Madrid
142 x 153 cm.



1636 | 30 años
El festín de Baltasar
Óleo sobre lienzo.
National Gallery. Londres
167 x 209 cm.



1636 | 30 años
Sansón cegado por los filisteos
Óleo sobre lienzo.
Stadelsches Kunstinstitut. Frankfurt
206 x 276 cm.



1642 | 36 años
La ronda de noche
Óleo sobre lienzo.
Rijksmuseum. Ámsterdam
359 x 438 cm.



1647 | 41 años
La estampa de los cien florines
Grabado.
Rijksmuseum. Ámsterdam
28.2 x 39.5 cm.



1650 | 44 años
El molino
Óleo sobre lienzo.
National Gallery of Art. Washington
87.5 x 105.5 cm.



1653 | 47 años
Las Tres Cruces
Grabado.
Rijksmuseum. Ámsterdam
38.7 × 45.5 cm.



1654 | 48 años
Jan Six
Óleo sobre lienzo.
Colección Six. Ámsterdam
112 x 102 cm.



1654 | 48 años
Mujer bañándose
Óleo sobre madera.
National Gallery. Londres
61.8 x 47 cm.



1655 | 49 años
El buey desollado
Óleo sobre lienzo.
Museo del Louvre. París
94 x 69 cm.



1658 | 52 años
Autorretrato con bastón
Óleo sobre lienzo.
Colección Frick. Nueva York
133.5 x 104 cm.



1661 | 55 años
Autorretrato con dos círculos
Óleo sobre lienzo.
Kenwood House. English Heritage. Londres
114 x 94 cm.



1669 | 63 años
El regreso del hijo pródigo
Óleo sobre lienzo.
Hermitage. San Petersburgo
262 x 205 cm.



Biografía:
    Artista holandés del barroco, es uno de los más grandes pintores de la historia del arte occidental. Su nombre completo era Rembrandt Harmenszoon van Rijn. Fue un intérprete excepcional de la naturaleza humana y un maestro de la técnica, no sólo pictórica sino también del dibujo y del grabado. Su obra produjo un gran impacto en sus contemporáneos e influyó en el estilo de muchos artistas posteriores. Es probable que no exista ningún pintor que haya igualado a Rembrandt en su utilización de los efectos del claroscuro o en el empaste vigoroso. Rembrandt nació en Leiden el 15 de julio de 1606. Su padre era molinero. A pesar del hecho de provenir de una familia con escasos medios, sus padres le procuraron una educación esmerada. Rembrandt empezó sus estudios en la Escuela Latina, y a la edad de 14 años fue admitido en la universidad de Leiden. Sin embargo la abandonó pronto para estudiar arte, al principio con un maestro local, Jacob van Swanenburch y después, en Ámsterdam, con Pieter Lastman, célebre por sus pinturas históricas. Tras seis meses, después de dominar todo lo que había aprendido, Rembrandt volvió a Leiden, donde pronto se le tuvo en tan alta consideración que, a pesar de no tener más de 22 años, empezó a contar con sus primeros discípulos, entre los que estaba Gerrit Dou. En 1631 Rembrandt se trasladó a Ámsterdam, su matrimonio en 1634 con Saskia van Uylenburgh, prima de un conocido marchante de arte, le ayudó a impulsar su carrera, al ponerle en contacto con clientes adinerados que le encargaban retratos de forma continua. Un ejemplo magistral de este periodo es el Retrato de Nicolaes Ruts (1631, Frick Collection, Nueva York). Además, sus cuadros de carácter mitológico y religioso tenían una gran aceptación. Pintó numerosas obras maestras de gran dramatismo, como El cegamiento de Sansón (1636, Städelsches Kunstinstitut, Frankfurt). Debido a su gran fama como maestro, su taller contaba con un enorme número de discípulos, algunos de los cuales (como Carel Fabritius) ya eran artistas experimentados. En el siglo XX, los expertos han descubierto que un gran número de pinturas que antes se le atribuían a él corresponden a artistas de su taller. Averiguar qué obras son las de Rembrandt e identificarlas es tarea que siguen llevando a cabo los estudiosos en la materia. En contraste con la fortuna de su carrera pública, la vida familiar de Rembrandt estuvo marcada por la desgracia. Entre 1635 y 1641 Saskia dio a luz cuatro niños, de los que sólo sobrevivió el último, Titus. Saskia murió en 1642. Hendrickje Stoffels, contratada como ama de llaves alrededor de 1649, acabó convirtiéndose en su concubina y en modelo de muchas de sus obras. A pesar de su éxito financiero tanto en el campo del arte, como en el de profesor y marchante, su inclinación a la vida ostentosa le llevó a la bancarrota en 1656. El inventario de su colección de arte y antigüedades, realizado antes de que se celebrara la subasta pública para pagar sus deudas, pone de relieve la amplitud de sus gustos artísticos, escultura antigua, pintura flamenca e italiana del renacimiento, arte oriental, obras holandesas coetáneas, armas y armaduras. Por desgracia, los resultados obtenidos en la subasta, incluida la venta de su casa, fueron desalentadores.

Dichos problemas no afectaron al trabajo de Rembrandt, y si algún cambio se percibe es el del incremento de su maestría artística. Algunas de las grandes obras pertenecientes a este periodo son La novia judía (1666), Los síndicos del gremio de pañeros (1661, Rijksmuseum, Ámsterdam), Bathsheba (1654, Louvre, París), Jacob bendiciendo a Efraín y a Manasés (1656, Staatliche Gemäldegalerie, Kassel) y un autorretrato (1658, Frick Collection). Su vida personal continuó, sin embargo, marcada por la desgracia, ya que su amada Hendrickje murió en 1663 y su hijo Titus en 1668. Rembrandt falleció once meses más tarde, el 4 de octubre de 1669, en Ámsterdam. El estilo de sus primeras pinturas, realizadas en la década de 1620, denota la influencia de su maestro, Pieter Lastman, en la elección de temas de gran dramatismo, composiciones con gran profusión de elementos y contrastes muy marcados de luces y sombras. En El noble eslavo (1632, Museo de Arte Metropolitano, Nueva York) se aprecia su predilección por los trajes exóticos, elemento característico de muchas obras de su primera época. La magnífica obra Retrato de marido y mujer (1633, Isabella Stewart Gardner Museum, Boston), pone de relieve el estilo de sus primeros retratos, preocupación por los rasgos de los personajes retratados, los detalles de la ropa y los muebles de la habitación, esta cuidadosa representación de los interiores desaparecerá en sus obras posteriores. También los miembros de su familia que posaban para él aparecen retratados con diferentes disfraces, como en el caso de La madre de Rembrandt como la profetisa Ana (1631, Rijksmuseum), o en la melancólica Saskia como Flora (1634, Hermitage, San Petersburgo). Quizá no exista un artista que haya pintado tantos autorretratos (alrededor de 60), o se haya sometido a un análisis tan profundo de sí mismo. Sin embargo, no todos los primeros retratos pueden considerarse como una representación objetiva, ya que estos lienzos solían utilizarse como estudios de emociones diversas que después habrían de ser incorporados a obras de tema bíblico e histórico. Es posible que los autorretratos también fueran utilizados para demostrar su dominio del claroscuro, por lo tanto es difícil afirmar qué aspecto tenía Rembrandt partiendo de un autorretrato como el que pintó alrededor de 1628 (Rijksmuseum), en el que el rostro aparece envuelto en sombras tan oscuras que apenas sí dejan entrever sus rasgos. Por otro lado, en ninguno de estos retratos juveniles intentó disimular sus facciones algo toscas. Las obras de tema bíblico representan un tercio de toda la producción artística de Rembrandt, lo cual era algo inusual en la Holanda protestante del siglo XVII, ya que no existían encargos por parte de la Iglesia y el arte religioso no se consideraba importante.

Sus primeras obras de tema bíblico presentan un acentuado dramatismo, dentro de la tónica del gusto barroco. Uno de los primeros encargos públicos importantes que recibió Rembrandt en Ámsterdam fue La lección de anatomía del doctor Tulp (1632, Mauritshuis, La Haya), obra que retrata a los miembros del gremio de cirujanos reunidos en una clase práctica de disección. Estos retratos en grupo constituyeron un género único en Holanda y proporcionaron abultados ingresos a los artistas en un país en el que ni la Iglesia ni la casa real actuaban como mecenas del arte. Las obras de Rembrandt superan los retratos conmemorativos realizados por otros artistas holandeses, a través de la interesante estructuración piramidal que aporta naturalismo a la escena. Muchas de las obras de Rembrandt pertenecientes a la década de 1640 muestran la influencia del estilo y el espíritu clasicista. Un autorretrato (1640, National Gallery, Londres), basado en obras de Rafael y Tiziano, refleja su asimilación del clasicismo tanto en la organización formal como en la expresión de calma interior. En El predicador Cornelis Claesz Anslo y su esposa (1641, Staatliche Museen, Berlín), de espíritu más sosegado que sus obras anteriores, crea una interrelación magistral de los personajes, el ministro está hablando, quizá explicando un pasaje bíblico a su mujer, que escucha en silencio. Otras obras de Rembrandt representan diálogos y, al igual que ésta, aluden a un momento concreto. En La cena de Emaús, una obra muy emotiva (1648, Museo del Louvre), Rembrandt transmite la intensidad de la escena a través de la utilización de luz. Sus retratos de grupo se perfeccionaron en riqueza y complejidad. La obra conocida como La ronda de noche, cuyo título exacto es La compañía del capitán Frans Banning Cocq y el teniente Willen van Ruytenburch (1642, Rijksmuseum), representa la actividad bulliciosa de una compañía militar, apiñada tras sus jefes, preparándose para un desfile o un torneo de tiro. En El artista a una edad avanzada (hacia 1669, National Gallery, Londres), los rasgos de Rembrandt revelan una leve expresión sarcástica. Uno de los retratos individuales más excepcionales es el de Jan Six (1654, Stichting Jan Six, Ámsterdam). Six, que lleva un traje de intensos colores rojo, gris y dorado, aparece poniéndose un guante. Es un retrato de estilo semiabstracto que demuestra el audaz virtuosismo técnico de Rembrandt. El temperamento callado y meditabundo de Six se expresa a través del sutil juego de la luz en su rostro. En obras de tema bíblico como José y la mujer de Putifar (1655, Staatliche Museen, Berlín) y El regreso del hijo pródigo, de gran emotividad (hacia 1669, Hermitage), Rembrandt se concentra en el elemento narrativo como en las obras de su primer periodo. En el Museo del Prado, Madrid, se conserva el cuadro Atemisa (1634), retrato de la reina de Pérgamo. Se cree que sirvió de modelo Saskia van Uylenburgh, esposa del pintor. En general, tras esa primera época, Rembrandt había mostrado poco interés en los temas alegóricos o mitológicos. Rembrandt pintó más de 600 cuadros y produjo numerosos dibujos y grabados.  © M.E.



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