Teísmo clásico y neoclásico (fragmento)Charles Hartshorne
Teísmo clásico y neoclásico (fragmento)

"Para la lógica contemporánea, asegurar existencia es afirmar que alguna abstracción tiene instanciación. Cualquier instanciación particular es contingente. Si la existencia de Dios fuera una instanciación particular de alguna propiedad abstracta de la divinidad, entonces la existencia de Dios sería contingente. Pero el punto de vista whiteheadiano no requiere que la existencia de Dios sea una instanciación particular. Dios es lo que cualquier instanciación posible de trascendencia dual como amor insuperable pudiera actualizar. Más aún: Dios estaría implicado por cualquier instanciación, aun de una propiedad no-divina. Esta relación es la que explican algunos argumentos teístas, de manera impropia en los teísmos clásicos. Más aún, Whitehead sostiene que, en el sentido más abstracto de "mundo", como algún todo de actualidades no-divinas, el que Dios tenga algo de inmundo no es menos necesario que la existencia de Dios. Que entre los posibles tipos de mundo lo actual es contingente, pero el simple "no-mundo" es imposible. La esencia de Dios o su característica identificable, la trascendencia dual divina, es una abstracción al igual que la idea más general de mundo. Cualquier mundo así sería conocido divinamente. De ahí decir que Dios- teniendo -algo de inmundo es de alguna manera necesariamente instanciado excluye a ningún inmundo posible, y por, tanto, no es contingente. Negar esto es afirmar que tiene sentido decir "pudo haber nada" (sostengo con muchos que esto no tiene sentido) o decir que Dios puede existir conociendo únicamente el conocimiento divino del conocimiento divino, con el poder divino de crear mundos enteramente inejercido. Whitehead niega, y estoy de acuerdo con él, que exalta a Dios afirmar un poder divino, que no hace uso positivo de su poder. Resulta un punto de vista coherente con la contingencia. Sólo el ser metafísico definible puede ser necesariamente actualizado de alguna manera. Dios, teniendo algo de mundo, es una dualidad metafísica que excluye nada positivo. Decir que algo que existe es contingente, ya que puede haber nada, es tratar a la nada como algo (además de un mero mundo). El uso adecuado de la palabra nada es discutido acertadamente por Bergson en un pasaje clásico.
Si aquellos que afirmaron que la existencia no puede ser necesaria hubieran dicho que la "actualidad" no puede ser necesaria y que por actualidad se referían solamente a cómo una abstracción es actualizada, entonces estarían en lo correcto. Como dijo Pierde, pensar sólo en dicotomía es pensar de manera tosca. Esencia-existencia no es el contraste final, sino que la existencia es un tercer término mediano entre la esencia, o una abstracción, y una actualidad concreta. En lenguaje común decirnos que la gente existe, pero normalmente decimos que las experiencias o actos momentáneos existen, sino que ocurren o son ejecutados. Los hechos no existen, sino sólo a través de actos o hechos es que existe el individuo. Los tomistas están mal al decir que la existencia es un acto, pero las actualidades son, en realidad, actos (de aprehensión, experimentación). No es mi individualidad o la suya la que ahora escribe o lee esta línea; si lo fuera, entonces en cuanto nuestras individualidades existieran la línea pudo haber sido expresada o leída. Mi ser presente, sus seres presentes, no nuestros seres posibles, infantiles, expresan, leen este ensayo. El análisis de la existencia, o de la identidad individual, es más completo que la tradición occidental totalmente realizada. La tradición budista fue más penetrante.
¿Es Dios un individuo, un ser? Tillich dice que no, que Dios es el ser mismo. Yo digo que Dios es tanto individual como universal, no un ser sino el ser metafísico único, el individuo con funciones indispensables y estrictamente universales, no-nacido, imperecedero y necesariamente existente. Dios es el ser mismo en cuanto que ser es ser para Dios. Si nos entendemos a nosotros mismos, nos vemos a nosotros mismos como preciosos para y ante Dios. Servir a Dios es, como Berdyaev lo dijo de una vez por todas, "enriquecer la vida divina". Tillich se hace eco de esto en el tercer volumen de su tratado. Este es el propósito absoluto o el summum bonum, la meta de metas que Kant buscó sin encontrar. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com