Historia y Literatura, hacia Cervantes (fragmento)Paulino Garagorri
Historia y Literatura, hacia Cervantes (fragmento)

"Pero la reticencia e ironías en toda su disertación sobre el Quijote son tales que rozan, al parecer, la burla para con el oyente, y por ello me sorprende que no hayan sido destacadas. Pues se pueden extraer del discurso numerosos pasajes, en los que con gran tino destaca juicios que revelan, en el pensamiento de Cervantes, una aguda capacidad crítica y reformista, pero a la vez los excusa con ineficaz cautela. Como en estos casos: reconoce que los textos de Cervantes son prueba "de la feroz anarquía y espantoso desorden de aquellos buenos tiempos" (p. 1079; observe el lector el "buenos" que ahí se cuela), pero agrega que "Cervantes no podía sospecharlo" (p. 1080); después de recordar que Don Quijote apostrofa "a los monjes benitos, aun después de afirmar ellos que lo eran: "Ya os conozco fementida canalla", palabras con que Ariosto, con intento franco y deliberado, califica también a todos los frailes", prosigue: "Sin duda, Cervantes, sin querer (el subrayado es mío), censura a los vicios del clero..." (p. 1081); más adelante afirma Valera: "Bien persuadido estoy, pues no puede ser más claro, de que el capítulo LXIX de la segunda parte del Quijote contiene una parodia del modo de proceder la Inquisición y de los autos de fe. Pero ni Cervantes cayó en que aquello podía pasar por burla..." (p. 1082); y hacia el final de su oración, remata Valera: "Todo esto repito que lo sentía Cervantes, aunque no se lo explicaba. Si alguna oculta sabiduría hay en su libro, me parece que es esta sola" (p. 1086). En fin, que Valera se valía del ratimago de hacer pasar a Cervantes por tonto para él poder pasarse de listo. Pero toda esta hipocresía, y el citado párrafo de la carta de Valera a su sobrino lo declara, es una "heroica hipocresía" (por decirlo en los términos con que Ortega calificaba al caso de Cervantes, en O.C., volumen I, p. 367) y, en suma, por ello la he recordado, buena prueba de que para hacer historia con la precisión debida es absolutamente indispensable osar y saber leer entre líneas, pues sólo así obtendremos el oportuno conocimiento exacto: en este caso, lo que, bajo las apariencias, en rigor, Valera "quería decir"; cuando hablaba en la Real Academia a sus notables colegas, entre los que, sin duda, algunos conocerían las reglas del juego.
Ahora bien, tanto lo que Valera "quería decir" como lo que, quizá sus oyentes "sobreentendían", no consta, explícito, en ningún tratado ni documento diplomático o administrativo, y, sin embargo, es precisamente en ese nivel de la vida como realidad radical en el que se apoya, transcurre y edifica el curso de las acciones y de las decisiones de los hombres. Por ello estimo que el "método" de Castro, el leer entre líneas en busca de supuestos, de convicciones que por sabidas se callan, a través, preferentemente, de los documentos literarios, es una esencial operación para alcanzar el sujeto de la historia: la vida humana y sus auténticas significaciones, en un tiempo dado y en el curso de los tiempos. "



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