Las amargas lágrimas de Petra von Kant (fragmento)Rainer Werner Fassbinder
Las amargas lágrimas de Petra von Kant (fragmento)

"KARIN: No llores, Petra. Sí que me gustas, sí que te quiero, pero bueno... estaba claro que alguna vez volvería a acostarme con un hombre. Yo soy así, pero eso no nos afecta. A él sólo lo utilizo. No hay nada más. Pasarlo bien y nada más. Tú siempre hablabas de libertad, siempre decías que no estábamos obligadas a nada. No llores: al final siempre vuelvo a ti.
PETRA: Me duele el corazón como si me hubiesen clavado algo.
KARIN: No tiene por qué dolerte. No hace falta.
PETRA: Tener dolor: quien necesita sin necesitar no necesita nada que necesitar.
KARIN: ¡Ah, Petra! Yo no soy tan lista como tú, ni culta. Eso ya lo sé.
PETRA: Te quiero, eres preciosa. Me duele todo de tanto quererte.
KARIN: No le volveré a ver. Además, ni sé cómo se llama. Me dijo que le iban a trasladar o algo así.
PETRA: ¿De verdad era negro?
KARIN: Sí, ¿por qué?
PETRA: Por nada.
KARIN: Era genial. De verdad, me gustó. No era negro: sólo moreno, y con una cara realmente inteligente. ¿Hay morenos que tienen cara de europeos, no?
PETRA: Si... no sé.
KARIN: Sí que los hay. Este era uno, y contaba cosas muy bonitas de América del Sur.
PETRA: Karin, por favor.
KARIN: ¡Ya paro! Creí que lo habíamos aclarado.
PETRA: No tienes por qué regodearte en ello.
KARIN: Estás bebiendo mucho.
PETRA: ¿Qué otra cosa me queda?
KARIN: No exageres tanto. Eres una histérica.
PETRA: No soy una histérica. Sufro.
KARIN: Bueno, cuando sufres te va bien.
PETRA: Sí, sí... póntelo fácil: cuando alguien sufre le hace bien.
KARIN: Así es.
PETRA: Preferiría ser feliz, Karin, créeme. Preferiría ser feliz. Todo esto me pone enferma. Ah, déjalo.
KARIN: Di, ¿qué es lo que te pone enferma?
PETRA: Tú... tú me pones enferma porque nunca sé por qué estás conmigo, si es por el dinero, por las oportunidades o porque... porque me quieres.
KARIN: Pues claro, porque te quiero.
PETRA: Ah, para ya.
KARIN: Si no me quieres creer.
PETRA: No es eso, no tiene nada que ver. Por supuesto que creo que me quieres, claro, pero no sé nada... realmente no. Eso me enferma, sólo eso. (Petra coge el periódico y ve una foto de Karin)... ¡Ah, mira!: Petra von Kant con su nueva colección hace una gran aportación a la moda del invierno que viene... y hay una foto tuya.
KARIN: ¡A ver! ¡Enséñamela!... Genial... ¿Esta muy bien, no? Dime.
PETRA: Sí, muy bonita.
KARIN: Bonita, bonita... es algo alucinante. Es la primera foto mía en un periódico. Genial. Te quiero. Ven.
PETRA: Ah, déjame (Karin la besa. Suena el teléfono)... Von Kant... Para ti, de Zurich.
KARIN: ¿De Zurich?
PETRA: ¿A quién conoces en Zurich?
KARIN: Ni idea. ¿Diga? Aquí Karin Thimm. Sí... ¿qué?... ¡Freddy! ¿Estás en Zurich? ¿Cómo es que estás allí? ¿Cuándo? ¿A las tres en Frankfurt? Un momento, que pregunto... (a Petra) ¿Cuándo sale el próximo vuelo para Frankfurt?
PETRA: A las dos y media.
KARIN: A las dos y media sale un avión de Bremen a Frankfurt. Te quiero. Chao... (cuelga el teléfono). Era mi marido, está en Zurich. Freddy está en Europa. Pídeme un vuelo a Frankfurt, por favor (Petra lo hace).
PETRA: Siempre decías que tu marido... siempre decías que ya no había nada.
KARIN: De eso hace tiempo, Petra.
PETRA: Por lo menos podías decir que estabais en contacto.
KARIN: Freddy es mi marido. Le escribí, por supuesto.
PETRA: Decías que os ibais a separar.
KARIN: Yo dije que era probable que nos separásemos. En medio año cambiamos de opinión.
PETRA: ¿Sabes lo que eres?
KARIN: No, pero seguro que me lo vas a decir enseguida.
PETRA: Eres una asquerosa puta... asquerosa.
KARIN: ¿Ah, sí? ¿Eso es lo que crees?
PETRA: Sí, eso es lo que creo. Una asquerosa criaturita. Me dan ganas de vomitar sólo con mirarte.
KARIN: Entonces estarás contenta de que me vaya.
PETRA: Oh, sí, pero te vas demasiado tarde. Me pregunto por qué no lo hiciste hace tiempo.
KARIN: Porque no era tan agotador contigo, querida.
PETRA: Oh, ya, lo comprendo. Eres perversa. ¿Cómo se puede engañar así a una persona cuando ves que está entregada?
KARIN: Yo no te mentí, Petra.
PETRA: Claro que sí: me mentiste. No pusiste las cosas lo suficientemente claras. Eso basta.
KARIN: Yo dije que te quería, y no era mentira. Yo te quiero, pero a mi manera. Tienes que reconocerlo.
PETRA: Al principio había imaginado otra cosa completamente distinta de ti. ¿Cómo puede ser alguien tan cruel? Tu sabías lo que me pasaba, sabías cómo estaba.
KARIN: No es verdad. Durante mucho tiempo no sabía lo que estabas pensando. Al principio hacías como si fuese un pasatiempo (Petra no deja de beber).
PETRA (abraza a Karin, arrodillándose): No puedo dejar de quererte. No lo puedo remediar. Yo te necesito, Karin, te necesito muchísimo. Quiero hacer todo por ti, quiero vivir sólo para ti, Karin... sólo te tengo a ti. Estoy, estoy tan sola sin ti. Tan sola, Karin.
KARIN: ¿Sola... sin una puta?
PETRA: Por favor, perdóname. Comprende lo que me esta pasando. No seas tan cruel.
KARIN: Suéltame, tengo que irme.
PETRA: Oh, maldita cerda asquerosa (le escupe a Karin en la cara).
KARIN: Esto me lo vas a pagar. No lo olvidaré.
PETRA: Oh, Karin, verás... yo no sé ni lo que hago, entiéndelo.
KARIN: Dame dinero... para el avión y para Frankfurt. Freddy nunca tiene.
PETRA: Exacto. Para eso sí sirvo... para pagar. Dios mío... Vale... ¿Cuánto? ¡Dilo!
KARIN: 500.
PETRA: Toma 1000... para que os permitáis alguna cosa.
KARIN: Solo necesito 500, de verdad.
PETRA: Coge los mil. Total... ya da lo mismo. Marlene, llévala al aeropuerto. Estoy borracha... ¿De verdad te vas?
KARIN: Sí... (se acerca a ella). Chao.
La ausencia de Karin hace que Petra se entregue a la bebida y espere inútilmente, arrodillada junto al teléfono, una llamada suya...
PETRA: Te odio, te odio, te odio, te odio. Si al menos me muriese, sencillamente irme. Este dolor no lo soporto, no puedo más. Oh, Dios mío, esa cerda asquerosa, esa cerda inmunda y asquerosa. Ya verás... un día voy a acabar contigo, a acabar... Vas a arrastrarte ante mí, putita... vas a besarme los pies. Oh, de veras estoy hecha mierda. ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Qué he hecho?... Te quiero, no seas tan cruel, Karin. Oh, mierda, ¿por qué te necesito tanto? Por lo menos llama, por lo menos llama... quiero oír tu voz al menos, no te cuesta nada llamar, simplemente llamar, ¿por qué no llamas?... Pero esa cerda no tiene intención. Está todo calculado, todo calculado. Me deja esperando... Todo es tan sucio... sencillamente una pequeña zorra asquerosa. Te quiero, te amo locamente... si supieses cómo duele. Espero que algún día te pase lo mismo: espero que tú también te hundas así. Ya verás qué diferente es. Mira que eres tonta: lo nuestro podía haber sido tan bonito. Pero algún día te darás cuenta y entonces ya será tarde, muy tarde. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com