Los jóvenes o Teseo (Ditirambo nº17) Baquílides
Los jóvenes o Teseo (Ditirambo nº17)

"Una nave de azulada proa que llevaba a Teseo, firme ante el estrépito del combate, y a dos veces siete espléndidos muchachos de entre los jonios, cortaba el mar de Creta; pues su trapo, de lejos reluciente, las brisas del Bóreas caían gracias a la ilustre Atenea que agita la égida.
Le mordieron a Minos el corazón los santos dones de la diosa de adorable diadema, de Cipris, y su mano no pudo retener lejos de una doncella, sino que tocó sus blancas mejillas. Gritó Eribea llamando al descendiente de broncínea coraza de Pandión; lo vio Teseo, negros bajo las cejas giraron sus ojos, cruel dolor le desgarró el corazón y dijo: "Hijo del poderosísimo Zeus, puro ya no gobiernas dentro de tu pecho el ánimo; retén, héroe, tu dominante violencia.
Lo que el destino todopoderoso que viene de los dioses nos ha asignado y hace inclinar la balanza de la Justicia, nuestra suerte prefijada cumpliremos, cuando llegue. Pero tú contén tu oneroso propósito. Si a ti como el más poderoso de los mortales una mujer noble te dio a luz, cuando participó del lecho de Zeus bajo las cumbres del Ida, la hija de amable nombre de Fénice, con todo también a mí la hija del rico Píteo me dio a luz, cuando yació con el marino Posidón, y le dieron las Nereidas coronadas de violetas un velo de oro. Por eso te exhorto, caudillo de los cnosios, a que reprimas tu insolencia, causa de muchos lamentos; pues no querría yo ver la inmortal amable luz de la Aurora una vez que a algunos de los otros jóvenes tú hubieras sometido contra su voluntad. Antes mostraremos la fuerza de nuestras manos; y lo que haya de suceder, la divinidad lo decidirá."
Tales cosas dijo el héroe valiente con la lanza. Se asombraron los marineros ante la orgullosa audacia de aquel mortal; y al yerno del Sol irritó su corazón, tejió este un inaudito plan y dijo: "Padre Zeus de gran fuerza, escucha: si en verdad a mí la doncella fenicia de blancos brazos me dio a luz para ti, ahora envía desde el cielo un rápido relámpago de ígnea cabellera, señal reconocible; y así también a ti una mujer trecenia para el que sacude la tierra te engendró, Etra para Posidón, este áureo adorno espléndido de mi mano tráeme desde las profundidades del mar, tras arrojar con audacia tu cuerpo hacia las mansiones de tu padre. Y sabrás si oye mi súplica el hijo de Crono, señor del trueno, que todo lo rige."
Oyó su irreprochable súplica Zeus de gran fuerza; para Minos, su hijo querido, hizo brotar preeminente honor que quería hacer visible a todos, y envió un relámpago. Él, el héroe firme en la guerra, al ver el prodigio grato a su corazón, sus manos extendió hacia el ilustre éter y dijo: "Teseo, estos dones que Zeus me concede los observas claramente; tú, por tu parte, lánzate al mar atronador, y el hijo de Crono, el soberano Posidón, tu padre, te procurará el más alto renombre sobre la tierra bien arbolada". Así dijo; pero a él no se le doblegó el ánimo, sino que, apostado sobre la bien trabada cubierta, saltó y lo acogió de buen grado el recinto marino. Se asombró el hijo de Zeus dentro en su corazón, y ordenó mantener a favor del viento la bien trabajada nave. Pero el destino preparaba otro camino. "



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