La viuda alegre (fragmento)Margaret Drabble
La viuda alegre (fragmento)

"Cuando Philip murió, sus amigos y colegas asumieron que Elsa cancelaría las vacaciones. Elsa sabía que ésta sería su suposición. Pero ella no tenía la más mínima intención de cancelarlas. Había tomado la determinación de disfrutar de sus vacaciones. Durante el transcurso de las inesperadamente últimas horas de la vida de Philip, y en las semanas subsiguientes al sepelio, las condolencias y las cartas de bancos y abogados, comenzó a tomar forma cada vez con más fuerza ese propósito en su imaginación. Y si ella era honesta consigo misma, lo cual trataba de hacer, no había anhelado el período vacacional mientras su marido seguía aún con vida: habría sido difícilmente soportable, frustrante y tristísimo pensar en revivir pretéritos placeres, eclipsados por la febrífuga y deteriorada salud de Philip. Pero sin Philip, las perspectivas eran diferentes. Elsa sabía que tendría que ocultar su creciente expectación, dado que no estaba socialmente bien visto que una reciente viuda contemplara con tal ansiedad algo tan mundano como sus vacaciones estivales -a pesar de ello, razonó consigo misma la posibilidad de una extravagante escapada, dado que sus planes eran lo suficientemente modestos- ningún tour por las islas griegas, ningún hotel lujoso, ni siquiera una pequeña pensión familiar con manteles y vino local en la Dordoña, sino quince días en una cabaña alquilada en Dorset. Dos semanas tranquilas al final de junio. Una medida justa y apropiada para una pareja como Philip y Elsa, Elsa y Philip.
¿Quizás, pensó, mientras se deshacía de los calcetines viejos y reunía la ropa para Oxfam y el Ejército de Salvación, mientras cancelaba sus suscripciones a las periódicas publicaciones académicas, que quizás intentaría hacer ver a sus conocidos que la embargaba la necesidad espiritual de ir a Dorset en busca de soledad, intimidad, la necesidad de recuperarse tranquilamente del shock en otro ambiente (de cualquier modo esperaba algún tipo de shock) de la muerte de Philip? De hecho, lo que ello implicaba no distaría mucho de la verdad, a no ser por el hecho de que no esperaba sentir ningún tipo de dolor en Dorset, sino alegría. Necesitaba estar sola. Ocultar su alivio a las miradas indiscretas, el deleite que sentía ante la perspectiva de su nueva libertad y, sí, su satisfacción. "



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