Preferí la guerra (fragmento)Francisco García Pavón
Preferí la guerra (fragmento)

"Nunca estuve tantas horas en una cama así de ancha y de dura. Tanto que durante el mes que viví en aquella casa, padecí un mal que nunca supe que existía, «el mal de la cama»: dolores de espalda, en el cuello, en la cabeza y hasta en las piernas, que no se me iban durante las horas del día que estaba de pie. Dureza del colchón, tantas horas, a oscuras y en el mayor silencio, además de «el mal de la cama», a mí, que nunca fui sueñero o soñador, me hacían soñar con las dos caseras, a caballo sobre las vigas de aire. Sueños sin más historia ni argumento erótico, pero que me daban miedo por si se me caían encima y me partían contra el colchón, que estaba más duro que las propias vigas.
Durante aquel mes, mi mayor distracción, hasta que no tenía más remedio que acostarme, porque las patronas dejaban de darme teas, era leer los Episodios Nacionales de don Benito, que llevaba de la escuela, a la luz de las resinosas. Jamás había leído, ni he vuelto a leer, a la luz de un hacha chisporroteante, ante el libro y mis ojos. Por eso siempre recuerdo los Episodios Nacionales, única obra de que disponía, entre llamas vacilantes, y las sombras de las dos mujeres enlutadas que aguardaban obsesionadas a que terminara mi ración de teas y me fuese al colchón de piedra.
Por la mañana, así que me daban el desayuno: tocinillo frito, y un cuarterón de pan ya duro, me iba a la escuela a enseñar a leer, a escribir y a contar a unos niños, descansados, pobres y morenos, que se daban puñetazos, voceaban, se tocaban sus partes, y a cada instante salían a orinar a la calle, porque no había retrete.
Durante las horas libres del día, muy pocas, sin conocer a nadie, paseaba por las calles solitarias. Los hombres jóvenes estaban en el frente o trabajando en su corte, y las mujeres, metidas en sus casas, aunque sin duda, por ser yo el señor maestro, solían observarme por los resquicios de las puertas y ventanucos. "



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