Vivir siempre también cansaJosé Gomes Ferreira
Vivir siempre también cansa

"El sol es siempre el mismo, y el cielo azul
ora es azul, nítidamente azul,
ora es ceniza, negro, casi verde…
mas nunca de color inesperado.

El mundo no se modifica.
Los árboles dan flores,
hojas, frutos, pájaros,
como máquinas verdes.

Los paisajes tampoco se transforman.
No cae nieve escarlata,
ni planean las flores,
la luna no tiene ojos
y nadie va a pintarle ojos a la luna.

Todo es igual, mecánico, exacto.

Y por supuesto los hombres son los hombres.
Eructan, beben, ríen y digieren
sin imaginación.

Y hay barrios miserables, siempre iguales,
discursos de Mussolini,
guerras, orgullos desquiciados,
autos de carreras…

!Y me obligan a vivir hasta la muerte!

¿Qué no sería más humano
morir un pedacito
de cuando en cuando
y recomenzar más tarde
hallando todo nuevo?

¡Ah! Si pudiese suicidarme por seis meses,
morir encima de un diván
con la cabeza puesta en una almohada,
y la confianza y la serenidad que da saber
que me velabas tú, mi amor del Norte.

Cuando alguien viniera a preguntar por mí,
le dirías con esa tu sonrisa
donde arde un corazón en melodía
“matose esta mañana
y no va a resucitar ahora
por una bagatela.”

Y vendrías después, muy suavemente,
a velar por mí, sutil y cuidadosa,
andando de puntillas para no despertar
a la muerte aún pequeñita en mi garganta.

(traducción Antonio Sarabia)"



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