La derrota del pensamiento (fragmento)Alain Finkielkraut
La derrota del pensamiento (fragmento)

"Al denunciar la básica inhumanidad del humanismo y buscar lo concreto, lo histórico y lo regional detrás de todo lo que adopta la apariencia de universalidad, la filosofía de la descolonización conecta de nuevo, por tanto, con Herder. Ya no es sólo Francia lo que cuestiona, sino Occidente, tanto en sus relaciones con el exterior como en sus normas internas de funcionamiento. Pero la alternativa es idéntica: el Hombre o las Diferencias, y la filosofía de la descolonización combate el etnocentrismo con los argumentos y los conceptos forjados en su lucha contra las Luces por el romanticismo alemán.
Entendámonos: este retorno a la noción romántica de cultura está inspirado por una voluntad de expiación y no por un coletazo de orgullo tribal. Al igual que Herder, los antihumanistas contemporáneos enseñan que el hombre no es únicamente un hermoso ideal, sino una ficción útil, un pretexto cómodamente invocado por una civilización concreta para imponer su ley. Al igual también que Herder, descubren bajo el fantasma metafísico celebrado por el pensamiento de las Luces un ser eminentemente material: el sujeto ensalzado por Occidente por encima de la duración y del espacio tiene, en realidad, cuerpo, identidad, e historia. Finalmente, al igual que Herder, estiman que «los hombres no actúan, en tanto que miembros del grupo, de acuerdo con lo que cada uno de ellos siente como individuo: cada hombre siente en función de la manera como se le permite o se le prescribe comportarse. Las costumbres aparecen como normas externas, antes de engendrar sentimientos internos, y esas normas insensibles determinan los sentimientos individuales, así como las circunstancias en que podrán, o deberán, manifestarse». Pero Herder hablaba fundamentalmente para los suyos; los filósofos de la descolonización hablan para el Otro. Al ajustar las cuentas a su propia tradición, se esfuerzan en disipar la ilusión de dominio total en que durante tanto tiempo se ha complacido Europa. En contra del yo colectivo, toman sin vacilar partido por el no-yo, el proscrito, el excluido, el hombre de fuera. Quieren rehabilitar al extranjero: he ahí por qué abolen cualquier comunidad de conciencia entre los hombres. Si se sitúan en lo que les distingue de las demás culturas, es a fin de devolverles la dignidad de la que les ha expoliado el imperialismo occidental. Si practican la comparación de las diferencias, es para enderezar los entuertos de su propia civilización, para desarmar la voluntad de poder de la sociedad que les ha visto nacer y para sanar a la filosofía de su propensión a traducir siempre al otro a la propia lengua. Si exaltan la multiplicidad de las razones concretas, es para situar aquella de la que proceden en un contexto más amplio y de más modestia. Xenófilos, adoptan la causa de los humildes y de los desheredados, decretan la muerte del Hombre en nombre del hombre diferente, y unos móviles rigurosamente contrarios a los que estigmatizaba Benda en La trahison des clercs, les incitan a pronunciar, a su vez, la decadencia de los valores universales. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com