La Casa Rusia (fragmento) "Tenía su propio plano de la ciudad, cortesía de Paddy, una edición alemana con texto en varios idiomas. Cy le había dado un ejemplar de Crimen y Castigo, una manoseada edición en rústica de Penguin con una traducción que le resultaba desesperante. Había puesto las dos cosas en una bolsa de plástico. Wicklow había insistido. No cualquier bolsa, sino esta bolsa, que anuncia algún horrible cigarrillo americano y puede ser reconocida a quinientos metros de distancia. Ahora, su única misión en la vida era seguir a Raskolnikov en su fatídico viaje para asesinar a la vieja dama, y por eso era por lo que estaba buscando un patio que diera al canal Grivoyedev. Se entraba por unas puertas de hierro, y un frondoso árbol daba sombra. Se internó lentamente en él, mirando su Penguin y luego, cautelosamente, a las sucias ventanas, como si esperase ver rezumar la sangre de la vieja usurera por la pintura amarillenta. Sólo ocasionalmente dejaba vagar su mirada a esa desenfocada distancia media que es coto privado de las clases altas británicas y que comprende objetos tan extraños como gente que pasa, o que no pasa pero no hace nada; o la puerta que conducía a la calle Plejanova, que, decía Paddy, sólo muy pocas personas conocían en la ciudad, como los científicos que habían estudiado de jóvenes en el Litmo, a la vuelta de la esquina, pero que, por lo que Barley podía ver en su indolente búsqueda de accesos, no daban señales de volver. Estaba sin aliento. Una burbuja de náusea, como una bolsa de aire, le presionaba en la boca del estómago. Llegó a la puerta y la abrió. Atravesó un vestíbulo. Subió el corto tramo de escaleras que llevaba a la calle. Miró a ambos lados y fingió compulsar sus descubrimientos mientras la correa del odiado micrófono de Wicklow le cortaba la espalda. Dio media vuelta y deambuló de nuevo a través del patio y bajo el frondoso árbol hasta encontrarse otra vez a la orilla del canal. Se sentó en un banco y desplegó el plano. Diez minutos, había dicho Paddy, entregándole un arañado cronómetro en lugar de su poco fiable reliquia. Cinco antes, cinco después, y luego largarse. " epdlp.com |