La asamblea de las mujeres (fragmento) Aristófanes
La asamblea de las mujeres (fragmento)

"PRAXÁGORA.-Las pondré en el Agora junto a la estatua de Harmodio: iré sacando de ellas los nombres de los ciudadanos, hasta que todos se vayan contentos, sabiendo la letra donde les corresponda ir a comer ; así, el heraldo pregonará que los de la letra Beta vayan a comer al pórtico Basílico; los de la Zeta, al de Teseo, y los de la Kappa, al mercado de las harinas.
BLÉPIRO.-¿Para atracarse de trigo?
PRAXÁGORA.-No; por Zeus; sólo para cenar.
BLÉPIRO.-Y al que no le toque en suerte ninguna letra para cenar le arrojarán de todas partes.
PRAXÁGORA.-Eso no sucederá, porque tendremos especial cuidado en dar copiosamente de todo a todos; de manera que cada cual se retirará del banquete ebrio con su corona y su antorcha. Entonces las mujeres os saldrán al encuentro, cuando volváis del festín, diciendoos: «Ven acá, tenemos una hermosa muchacha.» Aquí hay una, hermosa y blanca como la nieve -les gritará otra desde un piso alto-, pero antes es preciso que compartas mi tálamo.» Los hombres feos seguiréis a los jóvenes gallardos, exclamando: « ¡Eh, tú! ¿A qué tanta prisa? No has de conseguir nada por mucho que corras; la ley nos ha concedido a los feos el derecho de prelación; mientras tanto podéis entreteneros en el vestíbulo, jugando con las hojas de higuera y haciéndoos… caricias.» Vamos, dime, ¿no te agrada este sistema?
BLÉPIRO.-Muchísimo.
PRAXÁGORA.-Ahora tengo que ir al Agora a recibir los bienes que vayan depositándose, y a escoger por heraldo una mujer de buena voz. Es un deber ineludible que me impone mi rango de jefe y la necesidad de proveer a la mesa común, si he de daros hoy, como pienso, el primer banquete.
BLÉPIRO.-¿Desde hoy ya?
PRAXÁGORA.-Sí, os digo. Luego quiero que las cortesanas cesen todo tráfico, todas sin excepción.
BLÉPIRO.-¿Por qué?
PRAXÁGORA.-Está claro.
(Se vuelve hacia las mujeres del Coro):
para que no se nos lleven la flor de la juventud. No es justo que unas esclavas bien adornadas les roben sus placeres a las mujeres libres. Ya no podrán acostarse más que con los esclavos, y sólo para ellos emplearán sus artilugios. "



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