El jardín imperfecto (fragmento)Tzvetan Todorov
El jardín imperfecto (fragmento)

"La imposibilidad de sustitución concierne a todo amor; ahora bien, los amores no se parecen entre sí. El pensamiento griego nos ha legado una distinción que podemos utilizar aquí adaptándola a nuestras necesidades; la distinción entre eras, o amor-deseo, y filia, o amor-alegría. Para proseguir la indagación sobre las relaciones entre amor y pensamiento humanista, quisiera evocar ahora estas dos grandes especies.
Primero, he aquí algunas de las características del amor-deseo: está constituido por una carencia (la no satisfacción es su condición inicial necesaria); parte del sujeto amante, y no del objeto amado; su objetivo declarado (pero nunca alcanzado) es la fusión de los dos amantes. Sobre este cañamazo, legado a los europeos por los pensadores griegos y los escritores romanos, y transmitido por los trovadores de la Edad Media, los autores franceses, desde el Renacimiento hasta nuestros días, humanistas o no, han bordado incansablemente sus variaciones personales.
Una carencia: el amor se interpreta aquí como el deseo de un objeto ausente. El deseo está pues constituido por esta carencia; si se colma la carencia, el deseo muere, y el sujeto se siente frustrado en lugar de satisfecho. No puede resultar de otro modo: la singularidad del deseo se debe a que, al referirse a una persona antes que a una cosa, sólo puede ser vivido, y nunca cumplido, a diferencia de la necesidad que puede satisfacerse, o del voto, que puede realizarse. El sujeto ama al amor más que a su objeto; y, para hacerlo durar, está dispuesto, en última instancia, a mantener a ese objeto siempre alejado. Su deseo se alimenta de los rivales y de los celos que éstos suscitan; los obstáculos le resultan indispensables: una espada separa a Tristán e Isolda en la cama. La Albertine desaparecida es la única Albertine amable. Celebración de la ausencia, Eros culmina en la muerte, la ausencia por excelencia, que es su aliado secreto. "



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