L´amore che torna (fragmento)Guido da Verona
L´amore che torna (fragmento)

"La mutabilidad del destino deviene en inquebrantable aserto. Fui capaz de reunir todo el dinero en disputa con mis rivales e incluso logré derrotar en dos ocasiones al conde Anghilieri. Él murmuró algo, parapetado tras su periódico e inadvertidamente comenzó a limpiarse los binoculares. Yo me quité aquella joya de color rosa, sintiendo la amable gratitud de aquella cercana correspondencia. Hubo una clara referencia al albanés y una sonrisa cómplice. Continuamos. La fortuna no me era esquiva en aquellos días. Muchos se exasperaban ante las adversidades de aquella caprichosa diosa. Presa de los nervios, el albanés no dejaba de ocuparse de la higiene de sus impertinentes, mirándome con cruel animosidad, oponiéndose a todo lo pecuniario y a todo lo referente al connubio. Quizás se sintiera acosado por mi hilaridad y yo para encolerizarlo no hacía más que insistir en mi actitud.
[...]
La disputa se resolvió de forma natural al día siguiente, hiriendo levemente al albanés con un sable en su mejilla. El portero no volvió a recibir más perfumes ni más olorosas rosas. Elena llegó aquella tarde noche con un rotativo doblado bajo el brazo y sin poder ocultar que era presa de una profunda inquietud. "



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