Para que no te pierdas en el barrio (fragmento)Patrick Modiano
Para que no te pierdas en el barrio (fragmento)

"Era preciso tener la paciencia necesaria para bucear en aguas profundas y descubrir el nexo entre «Silvy-Rosa» y «La china»… ¿Por el pelo negro y los ojos algo rasgados de la tal Chantal Grippay?
Se sentó a su escritorio. Aquella noche, ella no se había fijado en las páginas desordenadas y las tachaduras con lápiz azul. Abrió la carpeta de cartón que había dejado cerca del teléfono y cogió el libro que estaba dentro. Empezó a hojear El paseante hípico. Se trataba de una reimpresión reciente de un libro cuyo copyright era anterior a la guerra. ¿Cómo podía tener Gilles Ottolini la cara dura o la candidez de pretender que lo había escrito él? Cerró el libro y echó un vistazo a las hojas que tenía delante. La primera vez que las había leído se había saltado frases porque las letras estaban demasiado prietas.
Las palabras le bailaban de nuevo. Estaba claro que había otros detalles referentes a Annie Astrand, pero se sentía demasiado cansado para mirarlos. Lo haría luego, por la tarde, con la cabeza descansada. A menos que decidiera romper esas páginas, una a una. Sí, ya lo pensaría luego.
En el momento de meter el «dossier» en la carpeta de cartón, se le detuvo la vista en la foto del niño, de la que no se acordaba. Leyó, por detrás: «3 fotos de fotomatón. Niño no identificado. Registro y detención Annie Astrand. Puesto fronterizo de Ventimiglia. Lunes 21 de julio de 1952». Sí, era desde luego la ampliación de una foto de fotomatón, como le había parecido en el cuarto de la calle de Charonne.
No podía apartar los ojos de esa foto y se preguntó por qué se le había quedado olvidada entre las hojas del «dossier». ¿Era algo que le resultaba molesto, una pieza de convicción, como se dice en lenguaje jurídico, y que él, Daragane, había querido apartar de la memoria? Notó algo así como un vértigo, un cosquilleo en la raíz del pelo. Aquel niño, que decenas de años colocaban a tanta distancia que lo convertían en un extraño, no le quedaba más remedio que reconocer que era él. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com