Un regalo que no esperabas (fragmento)Daniel Glattauer
Un regalo que no esperabas (fragmento)

"Cuando terminó su explicación, que me dejó hecho polvo porque no soportaba las historias bonitas con previsibles finales trágicos, Manuel me lanzó una de aquellas miradas anhelantes y pegajosas. Y al día siguiente nos internábamos, en tren y en autobús, en el Burgenland profundo, donde por cierto también las personas se alimentan preferiblemente de sidra y te miran mal si pides cerveza.
Así que allí estuvimos, y escribimos un reportaje que nos conmovió mucho. Me sentí muy aliviado cuando Manuel se echó a llorar abiertamente y pude, por un rato, ser yo quien lo consolara a él.
A la mayoría de aquellos niños gravemente enfermos, y a sus padres, no se les notaba el sufrimiento por el que habían pasado ni el que tenían por delante. En el casi idílico Sterntalerland, donde la tranquilidad y el afecto los envolvían, las manecillas del reloj se paraban y el tiempo se detenía por algunos días para que pudieran pensar en cosas bonitas y reunir fuerzas para la recta final. Cada minuto allí era precioso, una especie de concentrado de varios años de supervivencia. Y uno se daba cuenta de lo muy por debajo de su valor que nos venden el tiempo en nuestra vida cotidiana. O de que nosotros mismos lo tiramos a la basura sin siquiera pensarlo. Sí, puede que yo fuera uno de esos casos, quizá incluso un ejemplo paradigmático. "



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