Mimoun (fragmento)Rafael Chirbes
Mimoun (fragmento)

"Hassan y yo nos habíamos reído de Abd-el-Jaq. Habíamos comprado unas botellas de vino y salimos al campo para beber. La tarde era magnífica; uno de los primeros días en que se anunció cómo podía llegar a ser la primavera de Mimoun. Bautizamos a Abd-el-Jaq con el nombre de «monsieur Toubus». Pero eso fue cuando ya me había instalado en mi nueva casa.
La jornada de estancia de Abd-el-Jaq en Mimoun había concluido mal. Yo me ofrecí a acompañarlo hasta la parada de los taxis y Hassan se despidió de nosotros displicente. Abd-el-Jaq aprovechó el momento en que nos quedamos a solas para pedirme dinero. Al parecer, su padre estaba enfermo y los médicos le exigían una suma fabulosa por hospitalizarlo para una operación. Desde la parada de taxis tuvimos que regresar a la Creuse para recoger el dinero. No me sobraba, pero, dada la gravedad del caso, conseguí reunir unos cientos de francos que no iba a recuperar jamás. Abd-el-Jaq me dio las gracias y me abrazó con lágrimas en los ojos. Meses más tarde me enteré de que, por las mismas fechas, se había dedicado a perseguir, uno por uno, a todos los españoles de Fez, mostrándoles una ensangrentada caja de zapatos en la que guardaba un feto. A ellos les explicó que su novia se había quedado embarazada y que no había tenido más remedio que abortar. A todos consiguió sacarles algo. A mí volvió a tratarme afectuosamente durante una temporada, aunque muy pronto fue dosificando sus saludos, hasta que acabó por negármelos del todo.
Entretanto Francisco intentaba retenerme en la Creuse. Estaba asustado. No quería quedarse nuevamente solo. Alguien le había contado que Rachida era una de las más conocidas brujas del pueblo y yo llegué a sospechar que también le habían contado la historia del misionero francés. No era así. Yo mismo le describí el final de aquel desgraciado y la leyenda que envolvía la Creuse cuando, años más tarde, acabamos encontrándonos en Madrid. Había transcurrido mucho tiempo desde aquellos últimos días en que intentó inútilmente retenerme. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com