El crimen de Orcival (fragmento)Émile Gaboriau
El crimen de Orcival (fragmento)

"Y con paso más ligero se encaminó hacia la estación de Orleans, desde la cual se divisaban las fachadas de los edificios del otro lado del Sena.
En el andén de salida, preguntó el horario del tren con destino a Étampes. ¿Por qué eligió Étampes?
Le informaron de que tan solo cinco minutos antes había partido un tren y que el siguiente tardaría aún dos horas en llegar.
Se sintió profundamente contrariado y, como no podía esperar dos horas allí, para matar el tiempo decidió visitar el Jardin des Plantes.
Probablemente haría diez o doce años que no ponía un pie en él, desde los tiempos del liceo, cuando llevaban a los alumnos —los días de paseo— a visitar el pequeño zoológico o jugar al juego de las barras.
Nada había cambiado. Allí estaban los mismos castaños, el mismo carcomido enrejado y los mismos pequeños senderos interrumpidos por cuadradas parcelas llenas de plantas, identificadas cada una de ellas con una etiqueta ubicada en la punta de una varilla de acero.
Las grandes avenidas de esa parte de la ciudad estaban casi desiertas. Se sentó en un banco frente al museo de mineralogía. ¡Quién sabe si diez años atrás, durante su etapa en el liceo, cansado de correr y divertirse, se había sentado en aquel mismo banco!
¡Cuánto habían cambiado las cosas desde entonces!
La vida en aquellos tiempos se le presentaba como una larga avenida, tan larga que no se intuía el final; enarenada con arena de oro, umbría, deliciosa, reservándole a cada paso una sorpresa, un placer desconocido. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com