Quizás en otro lugar (fragmento)Amos Oz
Quizás en otro lugar (fragmento)

"Pero las montañas están en silencio, las montañas están lejos, vapores turbios corren por sus barrancos. Los ojos parpadean por el brillo del sol y por la sal del sudor que les inunda las cuencas. Un dolor malo, un dolor sordo, empieza a torturar al cuerpo, a tirar de los tendones inflamados, a oprimir los músculos doloridos, a destrozar los huesos y a ahogar la garganta con la insípida tierra reseca. Los racimos sueltan un olor dulzón, un olor asqueroso. Las hileras no se apiadan de nosotros y no se acaban nunca. También el reloj nos traiciona. Las malvadas agujas marcan las nueve y media. Sería estupendo que pudiésemos zambullirnos sin más preámbulos en la piscina de agua pura, trasparente y fresca que acaricia como una mano de mujer.
Si al menos hubiésemos conseguido el puesto de tesorero del kibutz. En este maldito instante, sin lugar a dudas, él estará sentado a la mesa de alguna cafetería cerrando algún ingenioso trato con un vaso de zumo, y en el vaso habrá cubitos de hielo flotando, chocando de vez en cuando contra el cristal y produciendo un agradable din, don, din, don. Ay, maldita sea.
A esta hora, en el kibutz están las mujeres que trabajan en las tareas domésticas y también algunos hombres que no son incluidos en los trabajos del campo.
Por ejemplo, un invitado de la ciudad de Netanya. Es de suponer que esté alojado aquí en casa de unos parientes. Ellos están en el trabajo y él, deambulando tranquilamente por el kibutz, aspirando el olor del estiércol y el aroma del forraje. Camina con las manos a la espalda, la respiración tranquila, la cabeza despejada, secando con su pañuelo las gotas de sudor que brillan sobre su frente, y reflexionando sobre las cosas que va viendo a su paso. Lleva aquí tres días. Y ya se ha reafirmado en su idea de que el kibutz no es un lugar para idealistas. No en estos tiempos. Lo era, pero ya no lo es. Ahora hay aquí un buen nivel de vida, en todas las casas hay muebles de salón, las preocupaciones por el futuro no angustian a sus habitantes, ¿hay un lugar mejor para el hombre corriente que no aspira a grandes cosas y que desea una vida cómoda y tranquila? Por supuesto, esto no va conmigo. Un verdadero individualista no puede vivir aquí. Pero la gente corriente, la gente corriente encontrará aquí la felicidad normal y corriente. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com