Tengo en mí todos los sueños del mundo (fragmento)Jorge Díaz
Tengo en mí todos los sueños del mundo (fragmento)

""Todavía no ha cumplido una semana en Cádiz y ya se ha acostumbrado al ritmo cadencioso de la vida en la ciudad, ya ha convertido sus paseos en rutina, ha conocido algunas bodegas en las que dan muy bien de comer y ha tomado chocolate en La Marina, en la calle Libertad, también ha paseado por las tiendas de ropa de la calle de Cervantes y de la calle de San Francisco, y ha descubierto pequeños rincones como la plaza de las Flores, el parque Genovés o el barrio del Pópulo que cada día le gustan más. Ahora que ha decidido marcharse de España y no volver, ha encontrado una ciudad en la que se quedaría para siempre. 
A las seis menos un par de minutos, vestida con su mejor vestido y un simple tocado en la cabeza, con una bandeja de bollitos de mazapán de la Pastelería Viena, de la calle Ancha esquina con San Miguel, los que le han dicho que son los mejores y más distinguidos de la ciudad, llama a la puerta del magnífico palacete de la plaza de la Mina.
—No tenía que haberse molestado en traer nada, sólo quería compartir un rato de charla con usted, no obligarle a gastar el dinero.
Don Antonio es un hombre afable, es de agradecer que alguien tan ocupado le dedique tanto tiempo. Pasa cerca de dos horas con él, charlando sobre la vida en el mar, el día a día del barco, las escalas en los puertos donde atraca el Príncipe de Asturias. El armador no intenta sacarle ninguna información, ni que critique a ningún compañero o a un oficial. Parece que es sincero en sus intenciones: sólo quiere conocer mejor a la gente que trabaja en su naviera, quizá ni siquiera eso, quizá sólo quiera pasar una tarde agradable, o saber algo del barco para sustituir su falta de experiencia. "



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