El médico de cuerpos y almas (fragmento)Taylor Caldwell
El médico de cuerpos y almas (fragmento)

"Dos semanas antes de que Lucano hubiese abandonado Alejandría había escrito a Keptah y aquella mañana, un mes después, Keptah desenrolló la carta que había llegado aquel mismo día por medio de los servicios de un barco rápido y correos especiales. El médico leyó la carta, luego se quedó pensativo y melancólico, mirando hacia el jardín en el que estaba sentado. Más allá del pórtico abierto, los árboles se mecían arrullados por el viento otoñal; la tierra exhalaba una fresca dulzura que llegaba con agudeza al corazón. El deslumbrante sol brillaba sobre las toscas fuentes y sobre las grandes y burdas estatuas, porque Diodoro prefería formas y movimientos que se pareciesen a la tierra en sus contornos fuertes y sencillos. De aquí los brillantes colores de los ladrillos que formaban el suelo del pórtico, la firme vulgaridad de las columnas que le rodeaban, los vitales macizos de flores, los frondosos y firmes árboles.
Más allá del jardín, a lo lejos, se alzaban las montañas coloreadas como un mosaico por las maduras uvas de los viñedos, propiedad de la finca. Su perfume llenaba el viento como una rica promesa. Los olivares se extendían sobre otras montañas, y entre la casa y aquéllas, se extendían pastos de un verde esmeralda llenos con las plácidas formas del ganado, las ovejas y los caballos. La pequeña corriente que serpenteaba a través de los claros tenía un tono verde muy brillante, muy tranquilo, habiendo olvidado la turbulencia de la primavera. Un aire de paz, casi palpable, se extendía sobre la tierra, mezclado con la blandura del cálido sol.
Keptah se había hecho un poquito más viejo durante aquellos últimos años; a su alrededor parecía existir la eternidad de oriente y su secreta sabiduría, pero aquella mañana sus profundos ojos estaban intranquilos. Keptah pensó en Diodoro. ¿Debía decirle a su señor la decisión que Lucano había tomado respecto a su futuro? ¿O, teniendo en cuenta la condición física del tribuno, era mejor dejar la noticia en manos del propio Lucano? Keptah volvió a leer la carta especialmente la última parte. "



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