De la jerarquía celeste (fragmento)Pseudo Dionisio Areopagita
De la jerarquía celeste (fragmento)

"Ante todo, debemos afirmar esta verdad: la Deidad supra esencial ha establecido la esencia de todas las cosas y les ha dado la existencia. Es propio de la Causa universal, Bondad suprema, llamar a comunión consigo todas las cosas en cuanto a éstas les es posible. Por eso, todo ser participa en cierto modo de la Providencia que viene de la Deidad supra esencial, Causa de todo. En realidad, nada puede existir sin que dependa en modo alguno de aquel que es fuente de todo ser. De Él participan las cosas inanimadas por el mero hecho de existir, pues todo ser debe la propia existencia a la Deidad trascendente. Los vivientes, a su vez, participan del poder que da la vida y sobrepasa toda vida. Los seres dotados de razón e inteligencia participan de la Sabiduría, perfección absoluta, primordial, que sobrepasa toda razón e inteligencia. Queda claro, pues, que estos últimos seres están más próximos a Dios porque de muchas maneras comparten con El.
Comparados con las cosas que se limitan a existir, con los seres de vida irracional, e incluso con nuestra naturaleza racional, los santos órdenes de seres celestes son evidentemente superiores por cuanto han recibido de la divina largueza. En el modo de conocer se parecen a Dios. Con El conforman sus inteligencias. Por eso, entran naturalmente en mayor comunión con la Deidad: porque están siempre en marcha a las alturas; porque, en cuanto es posible, tienden a concentrarse en el indeficiente amor de Dios; porque de modo inmaterial y en toda pureza reciben la luz directamente de su origen; porque su vida, guiada por tal luz, es plenamente inteligente.
Estas inteligencias son las que más íntima y ricamente participan de Dios, y a su vez son las primeras y más abundantes en transmitir a los demás los misterios escondidos de la Deidad. Por lo cual, a ellos les corresponde por excelencia antes que a nadie el título de ángel o mensajero. Son los primeros en recibir la iluminación de Dios y por medio de ellos se nos transmiten las revelaciones que exceden sobremanera nuestros alcances; como dice la Escritura, la Ley que nos fue dada por ángeles. En tiempos anteriores y después de la Ley fueron ángeles los que guiaron hasta Dios a nuestros ilustres antepasados. Lo hacían manifestándoles lo que debían hacer o apartándolos del error y vida de pecado para traerlos al camino recto de la verdad. También les revelaban las sagradas jerarquías visiones de misterios escondidos a este mundo, o divinas profecías.
Quizás alguien diga que Dios ha aparecido sin intermediarios a algunos santos. Debe saber que las Santas Escrituras afirman claramente que "a Dios nadie le vio jamás" y nunca verá nadie lo más recóndito de la Deidad. Cierto que Dios se ha aparecido a personas santas. Así era conveniente a la Deidad acomodarse a la manera de ser de los videntes. La sagrada teología llama con razón teofanía a las visiones en que Dios, que no tiene figura, se manifiesta en semejanza y forma determinada. Dispone a los videntes para un plano divino. Reciben iluminación de Dios y de algún modo quedan instruidos sobre los misterios divinos. Fue el poder de Dios quien dispuso a nuestros antepasados para verle de esta manera. "



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