Brujas a mediodía (Hacia el conocimiento) "No son cosas de viejas ni de agujas sin ojo o alfileres sin cabeza. No salta, como sal en la lumbre, este sencillo sortilegio, este viejo maleficio. Ni hisopo para rociar ni vela de cera virgen necesita. Cada forma de vida tiene un punto de cocción, un meteoro de burbujas. Allí, donde el sorteo de los sentidos busca propiedad, allí, donde se cuaja el ser, en ese vivo estambre, se aloja la hechicería. No es tan sólo el cuerpo, con su leyenda de torpeza, lo que nos engaña: en la misma constitución de la materia, en tanta claridad que es estafa, guiños, mejunjes, trémulo carmín, nos trastornan. Y huele a toca negra y aceitosa, a pura bruja este mediodía de septiembre y en los pliegues del aire, en los altares del espacio hay vicios enterrados, lugares donde se compra juventud, siniestras recetas para amores. Y en la tensa maduración del día, no unos labios sino secas encías, nos chupan de la sangre el rezo y la blasfemia, el recuerdo, el olvido, todo aquello que fue sosiego o fiebre. Como quien lee en un renglón tachado el arrepentimiento de una vida, con tesón, con piedad, con fe, aun con odio, ahora, a mediodía, cuando hace calor y está apagado el sabor, contemplamos el hondo estrago y el tenaz progreso de las cosas, su eterno delirio, mientras chillan las golondrinas de la huida. La flor del monte, la manteca añeja, el ombligo de niño, la verbena de la mañana de San Juan, el manco muñeco, la resina, buena para caderas de mujer, el azafrán, el cardo bajo, la olla de Talavera con pimienta y vino, todo lo que es cosa de brujas, cosa natural, hoy no es nada junto a este aquelarre de imágenes que, ahora, cuando los seres dejan poca sombra, da un reflejo: la vida. La vida no es reflejo pero, ¿cuál es su imagen? Un cuerpo encima de otro ¿siente resurrección o muerte? ¿Cómo envenenar, lavar este aire que no es nuestro pulmón? ¿Por qué quien ama nunca busca verdad, sino que busca dicha? ¿Cómo sin la verdad puede existir la dicha? ¿Cómo sin la verdad puede existir la dicha? He aquí todo. Pero nosotros nunca tocamos la sutura, esa costura (a veces un remiendo, a veces un bordado), entre nuestros sentidos y las cosas, esa fina arenilla que ya no huele dulce sino a sal, donde el río y el mar se desembocan, un eco en otro eco, los escombros de un sueño en la cal viva del sueño aquel por el que yo di un mundo y lo seguiré dando. Entre las ruinas del son tiembla un nido con calor nocturno. Entre la ignominia de nuestras leyes se alza el retablo con viejo oro y vieja doctrina de la nueva justicia. ¿En qué mercados de altas sisas el agua es vino, el vino sangre, sed la sangre? ¿Por qué aduanas pasa de contrabando harina como carne, la carne como polvo y el polvo como carne futura? Esto es cosa de bobos. Un delito común este de andar entre pellizcos de brujas. Porque ellas no estudian sino bailan y mean, son amigas de bodegas. Y ahora, a mediodía, si ellas nos besan desde tantas cosas, ¿dónde estará su noche, dónde sus labios, dónde nuestra boca para aceptar tanta mentira y tanto amor? " epdlp.com |