Josefine Mutzenbacher (fragmento)Felix Salten
Josefine Mutzenbacher (fragmento)

"Con el dinero que me guardaba, me compraba de vez en cuando algo de ropa. Pero Rudolf no nos permitía ni a Zenzi ni a mí hacer la calle con ropa demasiado bonita. Decía que si salíamos bien vestidas, la policía se fijaría en nosotras, y perderíamos clientes porque los hombres que solían seguirnos nos tomarían por putas de lujo. Y, además, porque lo atractivo de nuestro oficio era la clandestinidad.
Conocía ya todos los trucos del oficio, sabía cómo quitarme los guardias de encima y sacarles todo el dinero posible a los hombres a los que me entregaba.
También estaba prevenida contra la sífilis, y sabía reconocer perfectamente los síntomas. Sometía a un examen exhaustivo a todos los hombres con que me relacionaba, y aún hoy me alegro de ello. Porque, aunque no pude evitar contagiarme de algunas enfermedades, conseguí guardarme de sufrir la sífilis. En realidad, pensándolo bien, fue un milagro, ya que al fin y al cabo me veía en situaciones en que todas mis precauciones no habrían servido de nada y hubiera podido contagiarme centenares de veces.
En lo que a esto se refiere, tengo mucho que agradecer a Rudolf. Me enseñó a tener cuidado de que los hombres no sacaran ningún arma conmigo, no me estrangularan ni me ahogaran. Fue él quien me enseñó a reclamar el dinero antes de ir con alguien a un hotel o a su casa, y quien me previno de visitar cuarteles, a excepción de las habitaciones de los oficiales. Me resultaría imposible relatar aquí todo lo que he vivido como prostituta durante estos años. Mis recuerdos de infancia, por muy llenos de vicisitudes que sean, se me grabaron en la memoria, y aquí los he relatado. Al fin y al cabo, son memorias de infancia, aunque poco infantiles y muy sexuales. Pero, en cualquier caso, permanecen en el recuerdo más profundamente y durante más tiempo que las experiencias posteriores. "



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