El señor Bergeret en París (fragmento)Anatole France
El señor Bergeret en París (fragmento)

"¿Creen ustedes que el rey gobernará con el clavel blanco, con la azulina, con la rosa de Francia? ¿Que nombrará ministros a Jockey y a Puteaux, y a Christiani jefe superior de Palacio? ¡Error! El clavel blanco, la azulina y la rosa de Francia seguirán arrinconados en la sombra donde se oculta la violeta. Christiani será puesto en libertad, pero nada más. Lo mirarán con desprecio por haber abollado el sombrero a Loubet. ¡Perfectamente!... Loubet, que sólo es ahora para nosotros un vil pelagatos será un predecesor cuando le reemplacemos. El rey ocupará su mismo sillón en las carreras de Auteuil, y seguro entonces de que Christiani ha establecido un precedente lastimoso, se lo reprochará. Nosotros, que conspiramos hoy, seremos sospechosos después del triunfo. Los conspiradores no inspiran confianza a los cortesanos. Hablo así para evitar a ustedes amargas decepciones. Vivir sin ilusionarse es el secreto de la felicidad. Yo, por mi parte, aunque mis servicios sean olvidados y despreciados, no me quejaré. La política no es asunto de sentimentalismo, y sé muy bien cuáles serán las obligaciones de su majestad cuando le hayamos repuesto en el trono de sus padres. Antes de recompensar las abnegaciones gratuitas, paga un rey los servicios que le venden. No lo duden ustedes: los principales honores, los empleos más productivos serán para los republicanos, que formarán seguramente dos terceras partes de nuestro personal político y antes que nosotros pasarán por la caja. Es lo justo. Gromance el antiguo cabecilla resellado en la República de Meline explica su situación con mucha lucidez cuando nos dice: Me hacen ustedes perder un sillón del Senado; me deben un nombramiento de par. Lo tendrá, y, después de todo, lo merece. Pero la parte de los resellados será pequeña comparada con la de los republicanos fieles que sólo se hayan vendido en el momento supremo. "


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