Inocencia (fragmento)Alfredo D'Escragnolle
Inocencia (fragmento)

"Cuando oí esto me quedé tan pasmado, que no pude tragarme la saliva... ¡Vean eso! ¡el nombre de Inocencia a un bicharraco... Si parece burla... Ahora quiero que me diga el
doctor lo que tengo que hacer... Vengo a desahogarme por lo menos... No puedo mandarle una bala a ese pícaro, como bien lo merecía... pero también es demasiado tenerlo en la casa... ¡Es demasiado!... Le pido un consejo... Felizmente, lo tengo siempre retirado de la casa, y la chica nada sospecha; de otro modo, como mujer que es, habría de darme qué hacer... También no sé por qué es que Manecón no llega... él es el único que me libraría de estos apuros ... Una vez que el tal
alemán viese a la muchacha con su novio, la dejaría tranquila... ¿No le parece? Vea, palabra de honor, esto así no es vivir. He nacido para decir lo que pienso, para tratar »bien a todos... pero estos modos que tengo ahora, ¡Dios sabe lo que me cuestan!... Hasta mis intereses sufren, porque muchas veces dejo la granja y me pongo a correr detrás de los bichitos, para »no perder de vista a este pájaro de cuenta, en vez de estar vigilando el trabajo de los negros... Mi capataz es un diablo ruin y ya viejo... ¡Ah, hermano mío!... ¡qué carga me ha puesto usted sobre las costillas!... Yo que no he nacido para esconder lo que siento acá adentro...
Y Pereira, que tan atribulado traía el espíritu, se dejó caer
sobre un montículo de tierra.
Cirino, frente a él, se había quedado de pie y pensativo.
Al fin, después de breve vacilación, se decidió a probar fortuna y a entablar la grave cuestión que le importaba la felicidad. "



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