Medicina rústica (fragmento)Silverio Lanza
Medicina rústica (fragmento)

"Se marchó la patrona con su inseparable e inútil esposo, y mientras yo concluía de vestirme recordaba las reflexiones que hice al reconocer el mezquino material científico de Mariano; pero ahora me parecía excesivo. Me parecía pregón de una grande humildad y de una gran ciencia, que se encarnaban unidos en el modesto médico titular de un poblacho español. Porque era muy triste cursar una carrera larga, difícil y costosa, para convertirse en un empleado a las órdenes de cualquier alcalde, de cualquier cacique, de cualquier vecino, de cualquier majadero, y no tener amparo en el pueblo, donde se es considerado como un extraño que viene a vivir a costa del municipio y de los igualados; y no tener amparo en Madrid, que presume de ser Europa, y donde no hay un director que tenga las energías y otras condiciones necesarias para castigar a los charlatanes; al menos para impedir, o siquiera para no proteger, que los charlatanes se impongan de una manera oficiosa y real a los pobres médicos.
Y ya que los prelados hallan compatible el charlatanismo (que no castigan) con la digna y austera cursión y vida de los eclesiásticos y de los religiosos, ¿qué menos pudiese hacer el médico que negar su asistencia al convento donde se ejerce el charlatanismo y donde el médico no va a ser sino el testaferro legal del charlatán místico?
Pensaba yo con qué dureza poco evangélica, pero muy legal, me hubiesen aplicado el Código las monjitas curanderas y la Remedios si hubiesen sabido que yo era otro médico fingido, que al fin tenía mayor resistencia que ellas y el valor de arriesgarme, mientras que ellas obraban tranquilamente, sabiendo que el titular y el subdelegado de Medicina estaban de hecho a sus órdenes.
¡Qué vergüenza para todos!
Salí a la calle para hacer la visita de la mañana, pero el alguacil se me acercó notificándome que el alcalde me esperaba. "



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