Ránquil (fragmento)Reinaldo Lomboy
Ránquil (fragmento)

"El rico tiene campos dilatados, miles de hectáreas cultivadas, miles de hectáreas de montaña, miles de hectáreas de trigo, ¿y codicia estas pobres hijuelas trabajadas con sangre? El rico tiene su casa, buenos corderos, sus buenas vacas, miles de cabezas de ganado, ¿y no deja que el pobre tenga también sus escasos animalitos?
Los campesinos sacudían sus desgreñadas cabezas y no encontraban la solución. El gobierno había repartido parte de estas tierras para que las trabajaran; ahora se las quitaba.
Les mostraban unos papeles que no entendían, les pedían papeles que ellos no tenían. Les decían que eso era la ley. ¿Era la ley despojarlos de sus siembras, incendiar sus casas? Sí, era la ley: la apoyaban las carabinas, el fuego. Pero, entonces, ¿no había ley para el pobre? El pobre no tiene más que su pobreza y su hambre. Si un día se creyó dueño de la tierra que cultivaron sus manos y las de sus padres, la ley le pide documentos de posesión; llega y le quita la tierra y se la da al rico que ahí la deja, porque no alcanza a cultivarla toda. Pero le pertenece aunque no la cultive, aunque nada sino maleza haga brotar en ella. El pobre no sería pobre si tuviese tierra. Yo trabajé estos campos, yo los limpié de malezas, yo levanté esta casa, dice el campesino echándose el sombrero sobre la frente y rascándose la nuca. Son años y años de trabajo. Aquí nací, aquí nacieron mis hijos. Mi mujer sufrió las angustias del parto en esa cama y dentro de esta casa. Las ovejas parieron aquí en este corral, su lana ha sido calor para mi padre, para mí, para todos nosotros... No importa. Llega la ley y le quema la casa, le desgarra a golpes a golpes de yatagán los colchones ¿y dónde queda la señal del derecho a la tierra del campesino? Sólo unas cuantas vigas quemadas, por tierra. "



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