La risa del pueblo (fragmento)José de Maturana
La risa del pueblo (fragmento)

"Jacinto. (Que ha paseado un momento su indecisión, sin atinar á marcharse) Entonces... hasta luego, Sebastián. ¡No, espérate!
Jacinto. ¿Qué hay? Que lo que vos estás haciendo no es de hombres.
Jacinto. ¿De qué hablas?
Sebastián. De tu farsa, de tu comedia zonza para conseguir lo que de ninguna manera vas á conseguir.
Jacinto. ¿Y qué es lo que yo quiero conseguir?
Sebastián. Demasiado lo sabes.
Jacinto. ¿Pero vos estás en tu juicio?
Sebastián. Sí; porque aunque me hago el zonzo, no estoy tan loco como vos, ¿has comprendido?
Jacinto. Ni una palabra comprendo.
Sebastián. Desde que has llegado al pueblo, no has hecho más que amargarme el corazón; has ido poco á poco consiguiendo todo lo que te ha dado la gana; te has impuesto como un rey sobre toda esta pobre gente que no hace más que obsequiarte, y todavía queréis venir á poner tu pisada en campo de otro para deshojar una flor que tiene dueño.
Jacinto. ¿Qué cosa?
Sebastián. Sí. ¡Que es mía! ¡Y yo no tengo por qué venir á pagar tus caprichos de hombre aburrido y cansado, cuando volvéis al pueblo á buscar lo que no han podido darte las ciudades con toda su fantasía y veneno!
Jacinto. ¡Ya salió a relucir tu alma de gaucho!
Sebastián. ¡De gaucho, sí! ¡Pero no porque sea del campo y diga las cosas sin maña ni rodeos, se van a creer los mocitos como vos que pueden atropellar así no más!
Jacinto. ¡Algunas veces, sí!
Sebastián. Pero en este caso, no. ¡Vaya un orgullo, compadre! ¡Ni que fuera presidente!
Jacinto. No es orgullo, es consecuencia del rango de cada cual. Por más llanos que sean, siempre los de arriba tendrán que humillar a los de abajo.
Sebastián. Bueno, déjate de latines, que aquí estamos hablando en criollo...
Jacinto. ¡Vos estás loco! (Medio mutis).
Sebastián. ¡Y vos no te das cuenta de que llevas sobre los hombros una cabeza vacía!
Jacinto. Siempre se consuelan así los de tu laya, pero eso no impide que desde abajo nos tengan envidia.
Sebastián. ¿Envidiarte á vos? ¿El qué? ¿El bozal que llevas puesto?
Jacinto. ¿Quién, yo?... ¡Bah! No te hago caso. Los tipos como vos protestan de ese modo, aunque á la fuerza estén obligados á reconocer toda superioridad. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com