El jinete en la onda de shock (fragmento)John Brunner
El jinete en la onda de shock (fragmento)

"La gente hallaba consuelo en saber que había algunos objetos al alcance de la mano, en los Estados Unidos, o en la Unión Soviética, o en Suecia, o en Nueva Zelanda, de los cuales podían vanagloriarse: «¡Este es el frammistan más grande/largo/rápido en toda la Tierra!» Sin embargo, maña­na Podía no serlo ya. Paradójicamente, pues, hallaban un apoyo moral aún mayor en el hecho de ser capaces de decir: «Este es, ¿saben?, ¡el más primitivo potrzebie que aún sigue funcionando en un país civilizado!»
Era tan precioso ser capaces de conectar con el tranquilo y estable pasado.
Las fisuras iban ampliándose. Del nivel nacional alcan­zaban el nivel provincial, del provincial pasaban al muni­cipal, y allí se encontraban con las fisuras que iban en la otra dirección, que se habían iniciado en la intimidad de la familia.
—-¡Hemos sudado sangre para que ese hijo de puta fuera a la universidad! ¡Ahora debería pagárnoslo, en vez de ir a broncearse el culo en Nuevo México!
(En vez de Nuevo México léase, a voluntad, el complejo de Varna en el Mar Negro, o las playas de Quemoy y Matsu donde los jóvenes chinos pasaban a miles el tiempo practicando caligrafía, jugando al fan-tan y fumando opio, o cualquiera de los otros cincuenta sitios donde la dolcefarniente vita había derramado el contenido de su red barre­dora tras pasearla por toda la nación, un grupo étnico, o en el caso de la India todo un subcontinente. Porque Sri Lanka ya no tenía un gobierno digno de ese nombre desde hacía una generación).
Era, tanto como cualquier otra cosa, el sentimiento de los talentos explotables siendo desperdiciados lo que había promovido el establecimiento de centros de genios como Tarnover, fundados a la escala reservada previamente al ar­mamento. Era algo más allá de la comprensión de aquellos educados en los esquemas tradicionales de pensamiento el que unos recursos de cualquier tipo no fueran canalizados y explotados para dinamizar un crecimiento aún más rápido. Esos centros secretos —como los puntos no señalados en el tablero en un juego de vallas— provocaban consecuencias que de tanto en tanto se mostraban desastrosas. "



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