Mi media naranja (fragmento)Felipe Trigo
Mi media naranja (fragmento)

"Subimos al coche. Mi asombro es aún mayor que el de Amelia. Yo pensaba que Mario le jugaba una audaz comedia de cinismo.
Nos dirigimos á la Castellana. Pasamos la tarde hablando de esta rarísima mujer de Mario.
Yo la conozco. Es guapa y buena. No piensa más que en querer á su marido y en cuidar de sus hijos y su casa. Cené con ellos una noche, y la vi ponderar el talento de Mario, la arrogancia de Mario, las condiciones todas de Mario, «bondadosas, tan tierno y cariñoso para ella»...
Me asombro, pues, escuchándole al marido que «ha llegado con ella á una franqueza, á una fraternidad, encantadora..., sin perder por eso, ni lo más mínimo, su cariño... su pasión»...
-Sí, sí, mi pasión... ó mi amor, si quieres tú con arreglo á tus teorías -me dice.- Claro es que yo no le cuento mis líos de por ahí, jamás, antes de tiempo..., es decir, mientras me importa conservarlos, porque me distraen, porque me dan la variedad y la «multiforme amenidad de la indecencia», y porque, sobre todo, me aumentan el contraste de la belleza insuperable y de gran pasión con mi mujer. Ella lo sabe... lo sabe... Sabe que no hay brazos que me den la delicia de sus brazos, y sabe que, por mi carácter, y por mis viejos hábitos también (puesto que como tal novio con ruidosa fama de galante se enamoró de mí), yo no podría prescindir de... «compararla» con cualquier otra mujer de cuando en cuando. Es ó fue mi habilidad, querido; haberla «acostumbrado» poco á poco. No hay una sola historia mía («historia», porque tú sabes también que soy formal en lo informal, es decir, que odio á las cocotas) que no conozca en todos sus detalles. Si la sospecha, se la cuento. Si no la sospecha, también..., pero más tarde, y con motivo del enojo suyo consiguiente á... estar sospechando otra historia. Entonces van las dos, ó las que tengamos atrasadas. Y es delicioso, Aurelio...: enfado de unas horas, llanto, quejas... cena reunidos, al fin, y noche de ansiosa y plena reconciliación, por parte de ella. ¡Qué buena es! ¡Cuánto me quiere y la quiero! "



El Poder de la Palabra
epdlp.com