Markéta Lazarová (fragmento)Vladislav Vancura
Markéta Lazarová (fragmento)

"El capitán se dirigió a sus soldados para obtener de ellos más valor y para que le confirmasen que todo sucedería tal como él lo había previsto. Los veteranos del regimiento, como obedeciendo a una señal convenida, le rodearon para celebrar un consejo acerca de las cosas que había que hacer. Los unos decían esto, los otros aquello. Algunos recién llegados empezaron a querellarse entre sí, y, a fe mía, se oían palabras duras y pesadas. Entonces, Cerveza en persona tomó la palabra: —No me interesan vuestras peleas. ¡A callar todos! Vamos a seguir sin descanso el rastro de ese joven lobo. Los jinetes que han caído en picado sobre nosotros eran solo los bandidos de Cabrito. El habrá subido a una montaña cualquiera y se estará fortificando con empalizadas. Seguro que llegaremos a su campamento antes de que caiga la noche. No hay nada que temer. Al ver nuestro ejército, Cabrito nos entregará su espada, ¡y ni se le ocurrirá la idea de ponerse a batallar!
¡Ay, ojalá sea así! Los perseguidores de Cabrito asintieron, pero no por ello bajaron la guardia. Avanzaban con infinitas precauciones, tanto la vanguardia como el resto del regimiento. El rastro de Mikoláš los conducía por caminos intransitables que ahora llevaban a un riachuelo o a un matorral selvático, ahora al borde de un precipicio o a un barranco.
A eso de las cuatro de la tarde ya estaban junto al campamento de Cabrito. Ya se oyen gritos, los gritos de los bandoleros y los del ejército. Cabrito y Cerveza esperan que el adversario tome la iniciativa. En su posición elevada, los bandidos tienen ventaja, pero son poco numerosos. El regimiento del rey cuenta con cinco veces más de efectivos. La acción de Mikoláš sobre el abismo, aquella acción que en gran medida ha exacerbado la rabia y las ganas de combatir de los soldados, está aún viva en el recuerdo. Los soldados querrían castigar a ese hombre arrogante y acabar con sus bromas de mal gusto. Pero Cerveza vacila: ¿debe pasar la noche entre esos matorrales selváticos, bajo una lluvia torrencial, debe plantar la tienda en esos terrenos pantanosos o debe dar la orden de atacar? En dos horas les sorprenderá el crepúsculo.
El capitán sabía perfectamente cuánto les debía a sus soldados, de modo que decidió actuar según el deseo de estos. En su regimiento servían dos o tres hombres bastante avispados. Justamente estaban hablando entre sí cuando el capitán se les acercó para escuchar. "



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