La quijotita y su prima (fragmento)José Joaquín Fernández de Lizardi
La quijotita y su prima (fragmento)

"Así que las dos se comunicaron sus penas, estrecharon más su amistad y se consolaban mutuamente ó lloraban con mucho disimulo, por temor de alamar con su imprudencia la vigilancia de las monjas. Pero dejemos á Carlota cumpliendo su año de noviciado, mientras nos dirigimos á la Habana para saber qué es lo que hacía Welster.
Éste, luego que llegó, comenzó á realizar sus proyectos con la mayor eficacia, para regresarse pronto á esta ciudad. Ya casi los había concluido felizmente, cuando una tarde, andando de paseo, se quebró la calesa, que cayó con él, y le lastimó una pierna tan malamente, que los cirujanos temían que la perdiera.
Siete meses estuvo en una cama sin poderse levantar, hasta que por fin, á costa de sufrimientos y de dinero, logró quedar enteramente bueno.
No tanto le desesperaba su mal, cuando no tener noticia de Carlota. Tres veces le escribió y otras tantas le quedó esperando la respuesta; ¿pero cómo la había de tener si en México no sabían sus conocidos dónde estaba? El señor Labín, á quien venían las cartas de Jacobo, se volvía loco por inquirir el paradero de Carlota; pero todas sus diligencias eran vanas. Mil veces llegó á pensar que la había matado su cruel padre. Como que era amigo verdadero de Jacobo, tomaba el mayor interés en serenarlo, y así, unas veces le decía que estaba en una hacienda al tiempo que salió el correo marítimo; otras que estaba algo enferma, y otras que se había extraviado la contestación en el camino. "



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