El pájaro de los muertos (fragmento)Marcel Adamek
El pájaro de los muertos (fragmento)

"El tiempo pasado en compañía de los hombres y, sobre todo, la paciente determinación del más singular de ellos, me hizo descubrir que cada cosa lleva un nombre y que los nombres de las cosas, en sí mismos, forman un mundo de reflejos infinitos, tan vasto y vivo como el de los árboles y los animales. Yo había vivido hasta ahora en un universo de encadenamientos indistintos y precarios; la luz no se llamaba luz, no era sino la señal de una noche que terminaba, amiga de las pistas reencontradas y los ramajes claros.
Cuando desaparecía en el horizonte, no dejaba más que la promesa de un retorno y su brillo disipado se confundía con el de las estrellas. Provisto de un lenguaje, podía hacer en adelante vibrar su nombre en el corazón mismo de las tinieblas. Esta certidumbre había terminado por anclarse en mi cabeza de pájaro: una cosa no existe verdaderamente a menos que lleve su nombre y sobreviva a su ausencia, en caso contrario, no es más que una visión frágil que la multiplicidad desencarna pronto. Yo había sido ese reflejo furtivo sobre la superficie del río, esa cruz de sombra deslizándose sobre los trigos dorados o trazando el cielo con vuelo obstinado. Había tenido placer y dolor, sumisión y cólera y ahora me llamaba corneja. Esa simple palabra parecía contener toda mi vida. "



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