Al oeste de Roma (fragmento)John Fante
Al oeste de Roma (fragmento)

"Tres semanas más tarde, Tina y Rick Colp dieron el gran salto. No fue una sorpresa. Hacía días que Colp dejaba la furgoneta en el sendero del garaje, mientras hacían los preparativos para la marcha. Tina compró tela con flores estampadas para hacer cortinas y fundas de asiento, y las cosió mientras Rick revisaba el motor y lo ponía a punto. Además instaló en el vehículo dos altavoces para el casete. Las tablas de surf iban en la baca.
La emoción del viaje perdió un poco de romanticismo cuando se dieron cuenta de que no poníamos pegas a que se fueran juntos. La verdad es que era la única manera de tomárselo, pues estaban decididos y no había forma de impedirlo. En cuanto a que durmieran juntos, venían haciéndolo durante meses, ¿por qué no iban a seguir haciéndolo ahora? Suponíamos que algún día se casarían, pero nadie hablaba de eso, para que Rick no huyera ante nuestras presiones. La única intrusión en su intimidad fue una ración extra de anticonceptivos que Harriet deslizó en la maleta de Tina.
Nos reunimos en el sendero del garaje para despedirles y Harriet lloró, pero a mí no me costó estar tranquilo y con los ojos secos. Desde el principio había estado fuera del mundo de mi hija. Siempre había sido una persona agresiva hasta la inestabilidad y sólo había una estrategia que funcionara: dejar que hiciera su santa voluntad en todas las cosas. Al verla en aquellos momentos con los tejanos blancos y la blusa roja, el cabello arreglado con dos trenzas, su hermoso rostro angelical desmintiendo su carácter de gata salvaje, me dije que era muy triste que fuéramos unos extraños. No es que me detestara. Me quería, pero me consideraba un fastidio. "



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