Murió hace quince años (fragmento) "Cándida.- ¡Baja esa mano! ¡Ya que sacaste las aficiones de tu padre podrías también haber heredado sus creencias! Diego.- ¿Y en qué me parezco a mi padre? Cándida.- En esa locura por la pólvora. Diego.- ¿Sabe tirar? Cándida.- ¿Quién, él? (Ríe.) ¡Más bien debías preguntar si sabes tirar tú! Diego.- (Molesto.) Yo, sí; estate tranquila. Cándida.- (Yendo al bargueño.) Pues él... Ahora que estamos solos vas a ver de lo que es capaz. (Abre uno de los cajones y saca cartones agujereados por balas.) Mira, para que veas que un cristiano puede también probar que es buen tirador. Diego.- Un corazón. Y dentro dos iniciales; E. y D. Cándida.- Eugenia, tu madre, y Diego, tu padre. Es de la época en la qué él la cortejaba. (Guarda el cartón.) Diego.- (Pensativo.) ¿No sabrías a qué distancia está hecho? Cándida.- Sí. Aproximadamente, diez metros más lejos de los que necesitarías tú. Diego.- (Riendo, a pesar suyo.) Entonces, ¡es un magnífico tirador! Mónica.- (Saliendo, va hasta Diego y le besa.) ¿Ya en pie? Son apenas las ocho de la mañana. Cándida.- De raza le viene al galgo... Diego.- También él..., mi padre, quiero decir... Mónica.- Sí. Es tremendo; ya llevará una hora trabajando. Cándida.- Exactamente, media. Por cierto que dejó dicho que a las nueve te esperaba..., si para entonces ya estabas despierto... Diego.- ¿A las nueve despierto? Sí. Hasta ahora me hicieron siempre madrugar. Mónica.- ¿Desayunaste? Diego.- Sí. Tomé un vaso de leche. Cándida.- ¡Vaya alimento! Mónica.- ¿Quieres un cigarrillo? Diego.- Gracias, sí. Cándida.- En lo de la nicotina todos están de acuerdo. Mónica.- Calla, Cándida, y déjanos, Diego y yo tenemos que trabajar juntos. (Cándida sale y Mónica va hacia el bargueño, de dónde sacará un gran álbum de fotos.) Diego.- ¿Trabajar tú y yo? Mónica.- Estudiar, quiero decir. Diego.- ¿Y qué podría yo estudiar contigo? Te advierto que algo me enseñaron ya. Mónica.- No. De esta materia no te enseñaron nada. Lo que yo te propongo es estudiar historia. Historia de los Acuñas. (Le enseña el álbum.) Diego.- ¡Ah! No me parece mala idea. Mónica.- (Sentándose en el diván.) Pues ven aquí y empecemos. Estamos en la Historia antigua. Mira este señor: es nuestro bisabuelo. Diego de Acuña, general de Infantería. La de al lado es su mujer. Ella era marquesa de Campoalto. Diego.- (Irónico.) ¡Ah!, ¿pero tengo sangre azul y hasta título? Mónica.- (Sin tomar en cuenta su tono.) Título, no; fue a manos de un tío abuelo, que era primogénito. Pero sangre, sí... Aunque tranquilízate; parece que también la suya es de color rojo. Diego.- (Cambiando de tema.) ¿Y estos dos? Mónica.- La historia se repite. Ese es el general Diego de Acuña y su esposa. Qué guapa era la abuela, ¿verdad? Diego.- Sí. Era guapa. Mónica.- Son los padres de papá. Diego.- Entonces, estamos en, la edad media. Mónica.- Exactamente, y entramos ahora en la moderna. Mira: papá de estudiante de Medicina, cuando creyó poder escapar a la esclavitud de la tradición. Naturalmente que acabó siendo médico militar, para llegar también a general. " epdlp.com |