Pescador de Islandia (fragmento)Pierre Loti
Pescador de Islandia (fragmento)

"Habían pasado quince días, Silvestre, a quien enviaron a Hanói con otros heridos, fue transportado a la bahía de Ha-Long y dejado a bordo de un buque-hospital que regresaba a Francia.
Había hecho un doloroso viaje en varias camillas, deteniéndose en todas las ambulancias del tránsito. Los cirujanos lo trataron lo mejor que pudieron; pero operado, en tan malas condiciones, su pecho se había ido llenando de agua, del lado herido, y el aire continuaba entrando con un ruido siniestro, por aquel agujero que no podía cerrarse.
Sus jefes le habían condecorado con la medalla militar, honor que había procurado un momento de alegría al pobre herido. Pero ya no era éste el bravo marinero de unos días antes, de aspecto marcial y decidido, de voz breve y vibrante. No; el largo sufrimiento y la fiebre habían trocado aquel ser vigoroso en un niño débil, que echaba de menos la cabaña natal y los solícitos cuidados de su abuelita.
Sentirse tan malo y estar lejos, ¡muy lejos! pensar que habían de pasar tantos días antes de que pudiera llegar a la patria... ¿duraría hasta entonces su vida?
Esta noción de espantoso alejamiento abatía su ánimo y le oprimía el corazón al despertar, cuando después de las horas de modorra cansadas por la fiebre, volvía a sentir el dolor intolerable de las heridas y el ruidito incesante del aire penetrando por el agujero de su pecho. Así, pues, había suplicado con empeño que le embarcasen a todo trance para Francia.
Penoso por demás fue el traslado del herido a bordo del transporte. Como pesaba tanto, le daban sin querer unas sacudidas que le hacían prorrumpir en desconsolados gritos de dolor. "



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