Extractos de un diario. 1908–1928 (fragmento) "Proferida la palabra, aunque sea otro quien la ha proferido, uno se siente más pobre y molesto, pobre a la vez por la posibilidad que ella nos arrebata y por la pequeñez que ha puesto en su lugar, que está ahí, bajo nuestros ojos, en nuestros oídos, que sobrevive, opaca y pueril. (…) Trato de dirigir la poca voluntad que tengo hacia el acto de escribir; y al momento de tomar la pluma todo se relaja: una debilidad física real –pero que apenas percibida se convierte en motivo de excusa– adormece y anula mi pensamiento; soy entonces presa dócil de una especie de vértigo metafísico mediante el cual asisto al desenvolvimiento de una realidad con la cual nada puedo hacer; esa realidad está, a pesar de todo, en mí, es mía, y es como si fluyese junto a mí, paralelamente a mí. " epdlp.com |