Madame Putiphar (fragmento)Petrus Borel
Madame Putiphar (fragmento)

"Madame Putifar estaba aquella noche de una amabilidad obsequiosa y de una alegría fácil: un cortesano la habría encontrado divina. Con todo lo que tenía de agradable en su poder trataba de desarrugar la frente preocupada de Patrick e infundir un poco de alegría comunicativa a su corazón.
Atrincherado tras una cortesía dulce y una amabilidad llena de reserva, Patrick seguía conservando una dignidad desesperante que no pudieron hacerle perder ni los platos afrodisíacos con que lo cebaba, ni el vino rancio que le escanciaba a vaso lleno. Sobre todo la despechaban la espontaneidad y el aplomo de Patrick, porque no le permitían atribuir su frialdad a la timidez o a la ingenuidad.
Acostumbrada, con ayuda de anécdotas y de aventuras licenciosas, a halagar y a poner de buen humor a Faraón, aficionado a los cuentos como Scha-Baham, pero de cuentos muy escabrosos, probó el mismo procedimiento con Patrick. Pasó revista a toda la corte; casa del rey, casa de la reina, casa del delfín, casa de Madame y de Mesdames, casa de monseñor duque de Orleáns; por último, todo el clero y toda la ciudad.
Precisamente la víspera había recibido el periódico que le informaba de todo lo que de extraño y célebre le ocurría en su abbaye a la Gourdan —alcahueta— de la calle Saint-Sauveur; el periódico que el señor de Sartine le dirigía paralelamente de todos los hechos escandalosos y atroces dependientes de la policía de París y del Reino; y el periódico de su policía propia, particular, oculta y no menos activa que la del charlatán señor de Sartine.
No faltaron las rarezas más divertidas, las anécdotas más libidinosas, los disparates capaces de hacer llover fuego del cielo; pero, lejos de producir el mismo efecto en el ánimo de Patrick que en el regio ánimo de Faraón, aquellas infamias despertaron repugnancia en su corazón y lo afectaron dolorosamente.
La cena transcurrió, por tanto, en medio de estas conversaciones salpicadas de palabras muy frívolas y de arrumacos nada ambiguos.
A los postres, ella pidió cinco o seis vasos de champán espumoso a la señora du Husset, la única servidora de la cena. "



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