Los hermanos Ashkenazi (fragmento)Israel Yehoshua Singer
Los hermanos Ashkenazi (fragmento)

"Simja Meir sabía impresionar a la gente cuando se lo proponía. Igual que era capaz de mantenerse aislado cuando no necesitaba a nadie, sabía utilizar sus encantos y mostrarse amable, dulce y solícito cuando precisaba conseguir algo. Siempre tenía a mano una cita oportuna, una parábola, un aforismo o un proverbio con el que daba en el clavo. A quien embaucó más que a nadie fue a Jacob Búnem, que enseguida olvidó cualquier resentimiento o agravio que hubiese sentido hacia su hermano. Alegre, de una asombrosa lozanía, con un gran apetito por la vida que se esforzaba por transmitir a los demás, era incapaz de enfadarse o guardar rencor por mucho tiempo. Lo escuchó atentamente y, a continuación, le prestó todo el dinero que le pedía.
De hecho, Simja Meir habría podido reunir la totalidad del capital que necesitaba acudiendo a prestamistas, que a un elevado interés le habrían descontado los pagarés que iban a entregarle a los hermanos Huntze. Sin embargo, eso era precisamente lo que no deseaba. Dejar que los pagarés circularan por la ciudad no habría servido a sus propósitos. Era un punto clave de su plan que nadie más que él accediera al palacio. Así se convertiría en el único hombre de confianza y banquero personal de los Huntze.
Ya no tenía reposo: en lugar de comer, garabateaba columnas de cifras sobre el mantel; recitaba las oraciones a toda prisa, despojándose de las filacterias incluso antes de ceñírselas por completo en el brazo izquierdo. "



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