La voz del Nilo (fragmento)Ángel de Estrada
La voz del Nilo (fragmento)

"En remolino tumultuoso, una multitud se precipita a un enorme teatro. Resplandecen todas las luces del mundo, desde la lámpara egipcia al farol japonés, desde el foco eléctrico al fanal veneciano. Pierrot, absorto, ve a lo lejos en un trono de piedras preciosas a Solimán, con resplandores de mago árabe, presidiendo la enorme confusión donde los siglos mezclan sus vidas. Vislumbra apenas las lejanías, porque el espectáculo se desvanece en espacios inmensos, en aquel teatro que tiene, al parecer, en el plafón estrellas.
Contempla a las marquesas de Versalles bailando como las ligeras sacerdotisas de Astarté, y queriendo para ello desgarrar sus pesados ropajes de corte. Las patricias venecianas caen por sus tacones dobles de fierro, al esbozar las reverencias de una gavota. Krysé dirige un grupo de griegas arrebatadas en valses frenéticos, y manolas de Goya y de Fortuny quítanse claveles del pecho, poniéndose nenúfares en la frente, para danzar en honor de Minerva. Las Nereidas dan gritos espantosos viendo a las Walquirias, triunfales entre las nubes, azotadas por los vientos; y las Walquirias lloran lágrimas de mujer, porque no pueden sumergirse en las olas y traer en los corales el sol desconocido del océano. Las Willis quieren prostituirse con los faunos; mas éstos las rechazan, persiguiendo a las ninfas, que huyen, cubriéndose con los velos de las castas hijas de la Selva Negra. "



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