Vestidas para un baile en la nieve (fragmento)Monika Zgustova
Vestidas para un baile en la nieve (fragmento)

"Desgraciadamente, Marina no llegó a saber, porque no vivió para verlo, que Pasternak mantuvo correspondencia con Ariadna y trató de ayudarla cuando fue liberada de los campos y también mucho tiempo después, cuando la enviaron al norte de Siberia a realizar trabajos forzados perpetuos fuera del campo.
¿Se imaginaba Marina de otro modo la vida a su vuelta? Sin duda no se la imaginaba de color de rosa, pero no podía prever el infierno con el que se encontró. ¿Y Ariadna? En Moscú trabajó en la Unión de Periodistas como grafista y periodista. Por aquella época conoció a un joven que se enamoró de ella y que se fue a vivir a su casa a pesar de no haberse divorciado de su mujer. Es difícil decir si Ariadna sabía que Samuil trabajaba para el NKVD; lo más probable es que no. Seguramente a Samuil lo enviaron sus superiores para que delatara a Ariadna; solo así se explica que después toleraran que mantuviera correspondencia con ella y que la visitara una vez en el gulag a pesar de que oficialmente no estaban casados. Luego Samuil cayó en desgracia, fue arrestado, condenado a muerte y, en 1952, fusilado; hasta ese momento, ayudó a Ariadna y a sus parientes como pudo.
Marina volvió a un Moscú dominado por el pánico a la represión, a los arrestos y a la muerte. La histeria se percibía en el aire, la gente se acostaba con un maletín preparado para la cárcel o para Siberia. Se arrestaba y ejecutaba sin miramientos y sin ningún tipo de lógica. En el verano de 1939, toda la familia vivía en una cabaña de madera cerca de Moscú con gente que había mandado el NKVD. El menor movimiento estaba bajo control estricto. Con todo, Serguéi Efrón, que se trataba allí el corazón, se recuperaba poco a poco gracias a la presencia de Marina y los hijos. Y entonces sucedió.
Al mes y medio del regreso de Marina, la noche del 27 al 28 de agosto, alguien llamó a la puerta. Varios policías secretos llevaron a cabo un registro domiciliario a fondo que se prolongó hasta el amanecer. Por la mañana se llevaron a Ariadna. «Incluso en tal situación se mantuvo todo el rato a la altura: se reía y bromeaba, si bien algo rígida», anota Marina. No se despidió ni de su madre ni de su padre ni del hermano: creía que volvería en cuanto se viera que se trataba de un malentendido. "



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