Dionisio a cielo abierto (fragmento)Marcel Detienne
Dionisio a cielo abierto (fragmento)

"En el demos de Icarión, Dioniso enarbola la máscara del Extranjero, pero aquel que ponen los dioses a hacer el rodeo de la ciudad cuando ellos vienen, se dice, a observar “la desmesura o la equidad de las acciones humanas”. Dioniso como visitante nocturno, que atraviesa el país que lleva todavía hoy su nombre y donde, desde el siglo VI antes de nuestra era, reina, con el cántaro en la mano, en el santuario que alberga su estatua de mármol de dos metros de altura. Un Dioniso es­trechamente asociado al Apolo pitio, y que puede ver a Tespis, démota de Icarión, hacer ensayar el coro, inventar al actor y descubrir la máscara, antes de triunfar en las primeras Grandes Dionisíadas, un poco más lejos, en la ciudad capital, en Atenas." Dioniso pasa de esta manera tan furtiva por este teatro.
Se ha ido hacia otra frontera, vagabundo silencioso a las puertas de Eleuteros. Aquí su acción se vuelve más compleja pero no renuncia a las mediaciones que le ofrece la pequeña ciudad de nombre “libertad”, situada al noroeste de Atenas. Una ciudad fronteriza, al pie del Citerón, en el límite entre los dos territorios de Tebas y de Atica. Y Dioniso sabe mostrarse doble en estos lugares de culto así como en sus manifestaciones.
Sobre su vertiente tebana se abre la gruta vecina pero distinta del templo donde se sitúa el Dioniso Eleuteros, que tomará la ruta de Atenas. "



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