Marcos Villarí (fragmento)Bartolomé Soler
Marcos Villarí (fragmento)

"El carro de can Villarí seguía yendo todas las semanas al mercado de Sabadell, pero ya ningún jueves iba al de Granollers, pues con la ausencia de la noia provenía un muy continuo abandono de la hacienda a merced de la mujer que tenía contratada. Y la noia se precisaba a todas horas, a todos instantes; la precisaban los hombres, la precisaba el ganado, la precisaba el averío..., que el sentido práctico de los masaderos había de salir muy mal parado si siempre tenía que ser una mujer ajena al hogar y a la parentela la que entrase en el granero, en los alguarines, en la despensa y en la bodega, en la masera y en las alacenas...
Malhadada y malrotadora la masía donde la fregona haga las veces de ama, y cuide los fogones y las paneras, y sirva la mesa y el gallinero, y llene los platos y los cuencos..., pues siempre queda condumio sobrante en los calderos y las ollas, y los porrones siempre están llenos, y las butifarras se evaporan que da gusto, y el aceite corre que es una bendición, y los torreznos van en orre... Donde hay saca y nunca pon, dice el proverbio, presto se le ve el hondón.
Demasiado lo sabía la noia, y por eso se cargaba el carro con una poca más de verdura y de averío, para compensar en algo los rendimientos que se perdían sin la venta en Granollers.
Así acaecía que aquella muchacha, cuando rayaba en los veinte años, ya conocía los tráfagos de ama, de jove y de hija.
Y Marcos veía con pesadumbre que aquella moza garrida y pizpireta, que más había de embabiecarse viendo un gañán dicharachero que un fregadero y un estropajo, estaba hecha un azacán, siempre despabilada y hacendosa, siempre tras el yantar de los hombres y el de las bestias, cual si hubiera nacido para llueca, o para madraza; cual si toda ella fuese una ubre descomunal y abotagada, de inmensos pezones y chorro permanente. "



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