Lamiel (fragmento) Stendhal
Lamiel (fragmento)

"Estas cosas, y otras muchas parecidas, las decía en voz baja, pero de manera que Fedor las oyera muy bien. Lamiel procuraba en vano hacer comprender a su tía que era mucho dejar en toda libertad al joven viajero. Estas amabilidades de madame Hautemare no pasaron inadvertidas para Fedor, y todo su mal humor, que era grande, se concentró en madame Hautemare. Poco a poco, se dignó darse cuenta de que Lamiel tenía un pelo precioso y de que habría sido muy bonita si los aires campestres no le hubieran tostado un poco la piel. Luego se dignó descubrir que no tenía nada del gesto falso y de las meloserías de una pequeña intrigante de pueblo. Madame Hautemare subía a la torre cada cuarto de hora a escuchar a la puerta de la señora duquesa y ver si estaba despierta. En estas idas y venidas, Fedor se quedaba solo con Lamiel, y al fin se imponía el instinto de la juventud sobre la preocupación de pasar por desertor; miraba a Lamiel con mucha atención, y ella, por su parte, le hablaba con todo el interés que inspira una viva curiosidad. En esta situación, entró el doctor Sansfin en la cocina que servía de escena a esta primera entrevista. La actitud del doctor era como para pintarla; permanecía de pie, con el gesto de un hombre que va a echar a andar, la boca abierta y los ojos pasmados de sorpresa. "


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