La fugitiva (fragmento)Sergio Ramírez
La fugitiva (fragmento)

"Madame de Mezzerville nos despertó la afición por la filosofía de los misterios recónditos, con una propuesta final de concordia entre los seres humanos, y de paz universal. Cuando tuvo un número de cinco iniciadas, que era la cifra cabalística, realizó la ceremonia de iniciación en el aula magna, donde se celebraban los actos públicos del colegio, esta vez fuera de las horas escolares y a puerta cerrada. Y la parte principal del rito fue la rasgadura del velo, dos metros de tul que nosotras mismas habíamos comprado por su encargo en el almacén de telas de Bejos Yamuni en la Avenida Central. Rasgó el cendal por la mitad, con la fuerza de sus manos, y eso significaba que se despejaba el obstáculo para que pudiéramos contemplar el rostro de la sabiduría, antes oculto a nuestros ojos.
Edith siguió avanzando en los conocimientos esotéricos hasta alcanzar el Segundo Grado Superior del Templo, al contrario de Amanda, que llegó a olvidarlos. Cuando aún sosteníamos correspondencia me contó Edith de ciertas experiencias que le ocurrieron en México, provocadas gracias a su entendimiento con lo trascendente: cometas diminutos que destellaban en vuelo frente a sus ojos cual joyas aéreas diamantinas, y filamentos luminosos que brotaban de su propio cuerpo como las hebras de una gran cabellera. A la vez trabó conocimiento en Oaxaca con la chamana María Sabino, que le enseñó el secreto para que las legumbres y frutas conservaran su frescura del primer día, como recién llevadas del mercado, y para que las hierbas aromáticas retoñaran dentro del refrigerador. Déjeme considerar todo eso con una sonrisa de desdén racional. "



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