Los pájaros de Auschwitz (fragmento)Arno Surminski
Los pájaros de Auschwitz (fragmento)

"Habían clavado en la tierra cientos de postes de hormigón con aisladores para los cables de la electricidad, que parecían troncos de árboles muertos en un terreno pantanoso. Cuando estuviera terminada la valla, se construirían las torres de vigilancia, cuyos grandes proyectores peinarían los alrededores. Ya se distinguía el camino central, amplio como una avenida apta para desfiles, que conduciría dentro del campo de concentración. Estaba flanqueado por callejones sin salida que iban a parar a los postes de hormigón. Montañas de ladrillos para los cimientos y tablas para los tejados y las paredes laterales estaban listas para cuando llegaran los albañiles.
La fauna ornitológica aún no se había visto afectada. En la laguna, un poco apartada, Grote registró ánades reales, fochas y somormujos lavancos; una pareja de cisnes se zambullían en el agua, mientras dos crías de cisne grises los miraban. Al otro lado de la fosa crematoria encontraron una superficie cubierta de maleza con matas de sauce, abedules de mediana altura y hierba de los pantanos, un hábitat ideal para los pájaros; pero la zona parecía muerta. Algo había ocurrido en ese pantano. Mientras examinaban ese cenagal carente de vida oyeron la música con que la orquesta del campo acompañaba la marcha de las brigadas, y entonces supieron que estaban llegando las primeras desde el campo de concentración principal. Con los prisioneros aparecieron también las cornejas, que se posaron en el terraplén. Al momento vieron a unos tipos cruzando la zona vestidos con los trajes a rayas. Cuando Grote le tendió los prismáticos, Marek observó a los hombres de cerca: los había jóvenes y viejos, altos y bajos. Hablaban entre ellos; uno incluso reía, otro se sonaba la nariz.
A las cornejas posadas en el terraplén se habían unido esas gaviotas que, llevadas por el hambre, habían optado por volar tierra adentro. Grote estudió la jerarquía entre las aves de rapiña negras y las blancas; constató que eran las cornejas las que dominaban en la zona, si bien era cierto que contaban con superioridad numérica. Cuando las tres docenas de gansos comunes que regresaban al sur hicieron un alto en su viaje para descansar y se disputaron el terraplén con las cornejas, estalló una guerra en toda regla. Marek se preguntó por qué elegirían un lugar tan inhóspito para parar. ¿Tal vez querrían averiguar lo que sucedía en Birkenau y contárselo al mundo entero? Se dijo que, cuando el mundo se enterara, se quedaría estupefacto ante la gran cantidad de barracones que habían brotado de la tierra entre el Vístula y el Sola.
Grote anotó en su libreta que los gansos, aun en minoría, se habían impuesto a las cornejas gracias a la táctica de formar una especie de barrera y defender un área de cincuenta metros cuadrados. "



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