Playas, ciudades y montañas (fragmento)Julio Camba
Playas, ciudades y montañas (fragmento)

"¿Debemos ir a los bosques y a las playas en busca de la creosota y el yodo, o debemos comprar en la botica los alcaloides del mar y del campo? A mí se me ocurre una solución, que no es precisamente la Solución Pautauberge. Vénganse a provincias los enfermos madrileños y que los provincianos se vayan a Madrid. Esta solución, que parece ideada por las empresas de ferrocarriles, está basada científicamente en la teoría del cambio de aires. Después de todo, para los cuatro días que van a estar en este mundo los enfermos incurables, la cuestión es pasar el rato.
Por lo que a mí respecta, voy a darle al lector algunos informes directos acerca del mar. Es hermoso, es bueno y es bastante mayor que el estanque del Retiro. Yo creo en él desde la otra noche en que me fui con un amigo a dar un paseo por la playa. Mi amigo iba delante y yo veía que la huella de sus pasos era luminosa y que detrás de él quedaban siempre seis o siete pisadas fosforesciendo en la obscuridad. Entonces cogí unos guijarros y comencé a arrojarlos al mar. Al caer describían una serie de círculos fosfóricos, y ya no me cupo duda de que el mar tenía fósforo. Luego, el olor del mar tiene para mí una atracción irresistible. Lo aspiro con las narices dilatadas, y llega a producirme una verdadera embriaguez sensual.
El olor del mar es completamente femenino. Hay quien cree que las mujeres huelen a perfumes, por lo mismo que otros creen que la tintura de yodo huele a mar. Pero el verdadero olor de mujer, el olor latino —odor di femina— es olor de mar. Y como el mar es poético y predispone al sueño, yo he pensado muchas veces, tumbado en la playa, en las sirenas de la leyenda, y lo he comprendido todo. ¡Aquellos robustos marineros en aquellas interminables travesías, oliendo el mar constantemente!
Para terminar, les brindaré una idea a los empresarios del estanque del Retiro: la de que a todo el que se embarque en el vapor le den un percebe para que lo vaya oliendo durante la travesía. Será un detalle complementario para la ilusión del mar, y a última hora se lo podrán comer los viajeros. "



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