La cena en Beaucaire (fragmento)Napoleón Bonaparte
La cena en Beaucaire (fragmento)

"Así son las guerras civiles. La gente se destroza mutuamente, se odian ente ellos, matan a gente que no conocen…
Los alóbroges, ¿qué cree usted que son? ¿Africanos? ¿Siberianos acaso? ¡Ah! ¡Ni mucho menos! Nada de eso, ¡son tus paisanos! Son gentes de la Provenza, del Delfinado, incluso saboyanos; y crees que son bárbaros, pues sus nombres son extranjeros. Si vuestras fuerzas se llamaran “La falange focense”, la gente se creería todo tipo de fábulas únicamente por su nombre.
A propósito, me has recordado algo, aquello de Lisle; no voy a justificarlo, pero sí voy a explicárselo. La gente de Lisle mató al heraldo que les enviamos; se resistieron sin absolutamente ninguna posibilidad de triunfar, y fueron tomados por asalto; cuando nuestros soldados entraron, se encontraron rodeados por cadáveres y fuego. Para entonces, fue imposible salvar la ciudad, y la indignación hizo el resto. Estos soldados que llama bandidos son nuestras mejores tropas y nuestros batallones más disciplinados, su reputación está por encima de toda calumnia.
Dubois-Crancé y Albitte, siempre amigos del pueblo, nunca han abandonado el camino recto. Sólo son criminales a los ojos de los impíos. Pero Condorcet, Brissot y Barbaroux también fueron llamados delincuentes siendo en realidad inmaculados; la prerrogativa del bien debe ser siempre infame entre las malas gentes. Le parece a usted que no se moderan con vosotros, pero al contrario: sólo os tratan como niños que se han equivocado.
¿Cree usted que, si no lo hubieran deseado, Marsella podría haberse llevado todo lo que tenían aquí en Beaucaire? ¿No podrían haberlo requisado, pendientes del resultado de la guerra? No lo hicieron, y gracias a ellos, puedes regresar a casa en paz. 
También llama asesino usted a Carteaux. ¡Bien! Debería saber que a ese general le preocupa de sobremanera el orden y la disciplina, y fui testigo de su conducta en Saint Espirit y en Aviñón: no robaron siquiera un alfiler. Tenía él un sargento encarcelado por presumir de apresar un marsellés, enrolado en vuestro ejército, que se había quedado detrás de una casa, y porque este soldado había violado el santuario de un ciudadano sin una orden expresa. Algunos allí en Aviñón fueron castigados por presumir de señalar las casas de los aristócratas; incluso se procesó a un soldado acusado de robar… Vuestro ejército, por el contrario, ha matado… ¡no!, ha asesinado a más de treinta personas, ha asaltado casas privadas, y ha llenado las prisiones de ciudadanos bajo el vago pretexto de ser acusados como bandidos.
No temas al ejército; sostiene la autoestima de Marsella pues sabe que ningún otro pueblo ha hecho tantos sacrificios para el bienestar público. Tenéis 18 mil hombres en la frontera, de los que no has dejado de alardear en ninguna circunstancia; claro, sacudíos el yugo de los pocos aristócratas que os lideran, y no os quedará ningún amigo verdadero más aparte de los soldados. "



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