Noticia de Cataluña (fragmento)Jaume Vicens Vives
Noticia de Cataluña (fragmento)

"Si nuestros juristas e historiadores del siglo XIX se hubiesen encontrado con un terreno de partida sólido —y no con un estéril vacío legado por la decadencia—, habrían hallado muy pronto la salida a la polémica que hemos esbozado. Imaginemos el mismo problema iniciado por la perfecta máquina filológica y técnica de la universidad alemana coetánea. En este caso, como en muchos otros aspectos de nuestro ser colectivo, nos habríamos ahorrado muchas divagaciones y los quebraderos de cabeza subsiguientes. No fue así, y es de lamentar.
El sentido profundo de nuestra sociedad medieval radica exactamente en el pactismo, o sea en la concepción de que el pacto con la soberanía debe regular toda la ordenación humana y política de la colectividad. Este hecho tiene una insoslayable ascendencia feudal; del verdadero feudalismo que juntaba las personas a las personas, no las personas a la tierra. La Marca se constituyó sobre una compacta plataforma feudal, quizá más ceñida, por su propio carácter militar y fronterizo, que la de las regiones donde se creó la mentalidad de ese importante sistema social y económico. De ahí que en nuestra tierra prevaleciera el pacto desde los primeros albores de su historia. Cuando dos personas se agrupaban para ofrecerse, respectivamente, protección y servicio, o bien tierras y cultivos, cada una de ellas quería saber hasta dónde llegaba su protección o su retribución. Al principio, no se precisó más que la palabra intercambiada, la ceremonia mágica que acompañaba tales actos. Luego intervinieron los notarios con su tintero y su pluma. Personajes importantes, los notarios, del cuerpo vivo de Cataluña durante siglos y siglos. No se los entendería sin el espíritu pactista del país.
En esencia, pacto es fidelidad. Fidelidad del señor hacia su vasallo, no ultrapasando ni el espíritu ni la letra de sus derechos; fidelidad del vasallo hacia su señor, comprometiéndose a observar sus obligaciones. Y aplicando esos términos a la complejidad de toda relación social, fidelidad respectiva de maestros y oficiales, de amos y jornaleros, de gobernantes y gobernados. Durante las primeras centurias de nuestra formación social, los catalanes vivimos sujetos a esta ley de fidelidad, la cual, por otro lado, no ha significado en ningún momento sumisión de persona a persona, claudicación de esclavitud moral. "



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